Un jardín colgante y una muralla del 756, entre los hallazgos arqueológicos del Alcazar de Toledo
23/11/06 .- Europa Press
Una cisterna y un desagüe romanos, el jardín colgante posiblemente más antiguo documentado de toda la península y parte de una muralla musulmana fechada en el año 756, sobre la que apoya el torreón noroeste del Alcázar son algunos de los hallazgos arqueológicos que se han descubierto con motivo de las obras del nuevo Museo del Ejército que se están realizando en el edificio.
Así lo avanzó hoy el arqueólogo director de las excavaciones realizadas en el Alcázar, Juan Zozaya, quien señaló que casi la totalidad de los restos aparecidos desde la prehistoria a la actualidad se podrán apreciar al quedar integrados en el proyecto del nuevo museo.
Según detalló Zozaya, invitado por la Asociación de Amigos del Toledo Islámico, durante las excavaciones --resaltó el "máximo cuidado" y la calidad con los que se han realizado-- han aparecido restos de fondos de silos de la época prehistórica, y una cisterna y un desagüe romanos, que podrán verse por dentro al hacer la visita al Museo.
De la época hispano-visigoda han aparecido dos sillares decorados en un muro datado en el año 802; mientras que de época musulmana se ha encontrado "mucha cerámica vidriada y sin vidriar" de los siglos IX al XI y dos fragmentos de relieves.
Fechada en el año 756 se han encontrado partes de una muralla, que se dirige al Arco de la Sangre, sobre la que apoya el torreón noroeste del Alcázar y un jardín colgante, también del 802, construido para "amortizar" la cantera del cerro del Alcázar de la que se extraían las piedras para su construcción y que supone "el más antiguo documentado de toda la península" además de un elemento ecológico moderno. Próximo al jardín se han encontrado restos de un pabellón de descanso, así como un arco árabe.
De la época de los reinos cristianos se ha hallado una sala de recepción de finales del siglo XI, desde la que posiblemente se repartía justicia administrativa y un espigón con gola corrida y dos torres. De origen posterior se encontró una puerta interior, así como una serie de edificaciones en la zona de Las Covachuelas, posiblemente locales comerciales empleados para amortizar los gastos.
Juan Zozaya, quien detalló que se han recuperado numerosos restos de pequeño volumen como un "tesorillo" de chapas de metal de dos gramos cada una, indicó que las excavaciones en la zona norte se iniciaron quitando el ensolado existente y realizando una zanja diagonal grande, surgiendo en primer lugar restos de muros de una caseta de obras de los canteros del Alcázar del siglo XVI.
El arqueólogo inició su intervención haciendo un repaso por la importancia de Toledo a lo largo de la historia y destacó que el cerro del Alcázar empezó a resurgir con los musulmanes y, especialmente, con la inquietud de un converso al Islam, Ambrosio, que regaló el cerro a los musulmanes a finales del siglo VIII para que instalasen una guarnición, hecho que inició "los problemas" en la capital.
Así lo avanzó hoy el arqueólogo director de las excavaciones realizadas en el Alcázar, Juan Zozaya, quien señaló que casi la totalidad de los restos aparecidos desde la prehistoria a la actualidad se podrán apreciar al quedar integrados en el proyecto del nuevo museo.
Según detalló Zozaya, invitado por la Asociación de Amigos del Toledo Islámico, durante las excavaciones --resaltó el "máximo cuidado" y la calidad con los que se han realizado-- han aparecido restos de fondos de silos de la época prehistórica, y una cisterna y un desagüe romanos, que podrán verse por dentro al hacer la visita al Museo.
De la época hispano-visigoda han aparecido dos sillares decorados en un muro datado en el año 802; mientras que de época musulmana se ha encontrado "mucha cerámica vidriada y sin vidriar" de los siglos IX al XI y dos fragmentos de relieves.
Fechada en el año 756 se han encontrado partes de una muralla, que se dirige al Arco de la Sangre, sobre la que apoya el torreón noroeste del Alcázar y un jardín colgante, también del 802, construido para "amortizar" la cantera del cerro del Alcázar de la que se extraían las piedras para su construcción y que supone "el más antiguo documentado de toda la península" además de un elemento ecológico moderno. Próximo al jardín se han encontrado restos de un pabellón de descanso, así como un arco árabe.
De la época de los reinos cristianos se ha hallado una sala de recepción de finales del siglo XI, desde la que posiblemente se repartía justicia administrativa y un espigón con gola corrida y dos torres. De origen posterior se encontró una puerta interior, así como una serie de edificaciones en la zona de Las Covachuelas, posiblemente locales comerciales empleados para amortizar los gastos.
Juan Zozaya, quien detalló que se han recuperado numerosos restos de pequeño volumen como un "tesorillo" de chapas de metal de dos gramos cada una, indicó que las excavaciones en la zona norte se iniciaron quitando el ensolado existente y realizando una zanja diagonal grande, surgiendo en primer lugar restos de muros de una caseta de obras de los canteros del Alcázar del siglo XVI.
El arqueólogo inició su intervención haciendo un repaso por la importancia de Toledo a lo largo de la historia y destacó que el cerro del Alcázar empezó a resurgir con los musulmanes y, especialmente, con la inquietud de un converso al Islam, Ambrosio, que regaló el cerro a los musulmanes a finales del siglo VIII para que instalasen una guarnición, hecho que inició "los problemas" en la capital.
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