SOS por el patrimonio arqueológico

29/9/14 .- http://www.lavozdegalicia.es

SOS por el patrimonio arqueológico

El investigador Xurxo Ayán vincula el «rotundo fracaso» de las políticas de las administraciones al desinterés por implicar a las comunidades locales




El arqueólogo Xurxo Ayán, natural de A Pobra do Brollón, es autor de uno de los trabajos que recoge la publicación El pasado en su lugar. Patrimonio arqueológico, desarrollo y turismo, que ha editado el Museo de Prehistoria de Valencia. El texto recoge diversas ponencias presentadas en las jornadas de debate que organizó esta institución en diciembre del 2012, con el objetivo de reflexionar sobre las posibilidades que ofrece una gestión turística sostenible del patrimonio arqueológico y su impacto en el territorio.

Ayán, investigador del Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, ofrece en su artículo una visión sumamente crítica de las políticas de fomento del patrimonio arqueológico desarrolladas por las diferentes administraciones en las últimas décadas. El autor analiza los modelos que pusieron en práctica Xunta de Galicia y diputaciones provinciales para poner en valor de los yacimientos arqueológicos. Y llega a la conclusión de que estas iniciativas, encaminadas a explotar el turismo cultural como alternativa de futuro en zonas deprimidas, constituyen «un rotundo fracaso».

El problema de fondo radica, según su criterio, en que estas actuaciones fueron planteadas «al margen de las comunidades locales». Se echa en falta, dice, «la necesaria implicación de la sociedad no solo en el disfrute de infraestructuras culturales, sino también en el propio proceso de construcción del conocimiento sobre nuestro pasado».

«Imos comer turismo», se lee en una pintada con la que tropezó Xurxo Ayán una aldea semiabandonada de las estribaciones de O Courel. A su juicio, resume el «desencanto colectivo» por las políticas de desarrollo turístico en esta sierra lucense, donde la administración apostó «por la excavación y consolidación de castros mineros romanos al margen totalmente de unas comunidades locales preocupadas por el futuro laboral de unos jóvenes que dependen de la industria de la pizarra». Castros rehabilitados como Formigueiros o Sobrecedo duermen «el sueño de los justos» mientras la señalización de las rutas arqueológicas «comparte espacio con los contenedores de basura».

Política errática

El plan de desarrollo comarcal de Terra de Lemos también sería un ejemplo significativo, desde la óptica de Ayán, de está política errática. El patrimonio existente no solo no fue tomado en consideración para el fomento del turismo cultural, sino que incluso se vio afectado por obras promovidas por las propias administraciones.

«Especialmente llamativo es el caso de Os Medos, donde se ha destruido el principal recurso cultural de A Pobra do Brollón, una impresionante explotación aurífera romana. Sobre el yacimiento se ha levantado el campo de fútbol, el vertedero municipal, un campo de tiro al plato y una fábrica de biquinis. Ni un solo traje de baño ha salido de Os Medos, porque tras captar la subvención, el empresario de turno huyó con el dinero», apunta el arqueólogo.

El trabajo que publica el Museo de Prehistoria de Valencia llama la atención, por otro lado, sobre rehabilitaciones «indignas de ese nombre» en edificios históricos como el monasterio de San Vicente do Pino o el palacio de los López de Lemos en Sober, realizadas «para albergar establecimientos hoteleros de lujo que han sido un estrepitoso fracaso». Mientras tanto, denuncia el autor, «el burgo amurallado tardomedieval de Monforte, único en Galicia, así como los cascos viejos de las villas lemavas siguen abandonados, el edificio de Expolemos y varias casas de turismo rural están cerradas y el patrimonio arqueológico es sistemáticamente destruido».

Frente al «fracaso» de las políticas auspiciadas por la administración, Ayán destaca como elemento positivo la creciente «apropiación del patrimonio» por movimientos asociativos vecinales, que su juicio cubren el vacío dejado por la administración. Sería el caso del rescate de la cubierta del dolmen de Abuíme, que fue recuperada por la asociación cultural Círculo Saviñao de una propiedad particular en la que sirivió de abrevadero para el ganado.

Escaso interés

Pese a que los arqueólogos del Seminario de Estudos Galegos habían llamado la atención antes de la Guerra Civil sobre la presencia de esta pieza en una casa de labranza, ni los expertos ni la administración se habían vuelto a interesar desde entonces por uno de los monumentos megalíticos más importantes del país.

A raíz de esta iniciativa vecinal, apunta Ayán, no faltaron las «polémicas trasnochadas» por parte de especialistas que recelan de los «paisanos incultos» y burócratas «siempre preocupados por empapelar a alguien». Lo importante, concluye, es que los vecinos exponen ahora la piedra en el auditorio de Escairón «como símbolo de unidad y como recurso turístico».

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