Los tesoros del yacimiento de Argiñeta (Elorrio, Pais Vasco)

30/7/13 .- http://www.deia.com/

El Arkeologi Museoa investiga los nuevos hallazgos, entre ellos, objetos cotidianos y un silo, el único de este tipo de la cornisa cantábrica.

¿Quién fue Azcenari, el hombre que vivió en Elorrio entre los siglos VII y XI, y cuya estela funeraria se ha descubierto en Argiñeta? ¿Cómo vivía y se alimentaba el niño de tres o cuatro años, cuyo cráneo han encontrado los arqueólogos y arqueólogas que han trabajado este verano en las excavaciones de Elorrio? "En arqueología, los hallazgos siempre abren nuevos interrogantes", confiesa Iñaki García Camino, director del Arkeologi Museoa.

Hace tan solo unos días que se acaba de concluir la segunda fase del proyecto de investigación arqueológica, impulsado por la Diputación Foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de Elorrio, que se extiende durante tres años, con el objetivo de sacar a la luz nuestra historia oculta por el paso de los años bajo el subsuelo. Estos trabajos, supervisados por el director del Museo Arqueológico de Bilbao, Iñaki García Camino, comenzaron en mayo, y a pesar de las complicadas condiciones a las que han tenido que enfrentarse durante estos meses debido a las intensas lluvias, el equipo de expertos se ha encontrado con muchas sorpresas. En el yacimiento, uno de los referentes culturales más importantes de Euskadi, declarado bien de interés Cultural por el Gobierno vasco, han aparecido numerosos objetos de uso cotidiano y lo que resulta más sorprendente, un silo, que se utilizaba para almacenar alimentos, y que tiene una gran transcendencia en el mundo arqueológico, ya que es el único que se ha encontrado de estas características en la cornisa cantábrica. En el fondo, también ha aparecido una hoz del altomedievo.

Ubicado en el barrio de Zenita, el yacimiento de Argiñeta constituye un elemento patrimonial de primer orden dentro del panorama de la arqueología de Bizkaia, considerado, además, imprescindible para el conocimiento del poblamiento durante la Edad Media. El conjunto está datado hasta ahora en la época altomedieval, entre el siglo VII y XI, aunque también se han encontrado materiales que son anteriores, como un vaso de vidrio que podría datar del siglo VI, y presenta la mayor concentración de sepulcros y estelas altomedievales del País Vasco, así como las inscripciones cristianas más antiguas del territorio. "Los hallazgos que hemos encontrado en la necrópolis son muy interesantes, pero el mundo funerario, desde el punto de vista arqueológico, se conoce mejor. Ahora hemos encontrado muchos objetos de uso cotidiano, entre ellos una hoz, que nos pueden dar muchas pistas sobre cómo vivían los habitantes de Argiñeta, cómo se estructuraban, cómo se organizaban socialmente... aspectos mucho más desconocidos para nosotros", avanza García Camino.

Fundamentalmente, los arqueólogos están muy ilusionados con los datos que les puede aportar la aparición de este silo ya que, aunque hay muchos en Araba, es el primero de estas características que se localiza en la cornisa cantábrica. Excavado en la roca, cuenta con una boca pequeña, que se va abriendo hasta configurarse en forma de una olla grande. Estos almacenes permitían conservar simientes o reservas alimenticias durante varios años sin llegar a estropearse. "Hemos extraído también tierra de él para comprobar si hay restos de semillas y en el fondo del silo, hemos encontrado una hoz, un tótem, que serviría para cortar los alimentos", explica el director del museo.

Almacén Una vez realizado el trabajo de campo, llega el momento de la investigación. Los hallazgos no son fruto de la casualidad, ni de la intuición, ni del instinto repentino, sino que los descubrimientos surgen tras meses o años de trabajo, paciencia y tesón. Y de ello sabe mucho la arqueóloga Sonia Anibarro, que tras participar en las excavaciones, ha comenzado la larga y difícil tarea de catalogación del material encontrado. Sobre las estanterías del almacén del museo, se encuentran decenas de fragmentos de cerámica, madera, trozos de huesos humanos -incluido el cráneo de un niño- a la espera de que se limpien y decenas de sacos de tierra que se cribarán para comprobar si hay restos de pólenes, madera, carbones, semillas o frutos, con los que los arqueólogos y arqueólogas podrán precisar el medio vegetal de los habitantes de Argiñeta, los sistemas de cultivo y las especies vegetales que cultivaron. Todo el material será clasificado en unidades estratisgráficas. Estas unidades están marcadas en un mapa que precisan dónde estuvieron ubicadas esas piezas, huesos o tierras.

'UVI' En otra de la salas, se encuentra la UVI del museo. Cada una de las piezas que entra se identifica, se fotografía y se registra en una base de datos, pero solo unas cuantas se seleccionan para ser restauradas. Estos días, Laura García Boullosa trabaja intentando reconstruir varias de las piezas encontradas en Argiñeta y limpiando con pequeños bisturíes los fragmentos de la hoz encontrada en el yacimiento. Tras el diagnóstico previo del estado de la pieza, que no se encuentra en muy buen estado, se emplearán numerosas horas de trabajo para intentar conservarla.

Todavía es pronto para conocer cómo funcionaba el asentamiento de Argiñeta durante la Edad Media. Las conclusiones definitivas tendrán que esperar a finalizar el programa de investigación, que comprende otra fase más. Los arqueólogos volverán a realizar excavaciones el verano de 2014, descubriendo nuevos hallazgos, que posteriormente se estudiarán en los laboratorios del Arkeologi Museoa o en centros de investigación especializados. Entonces, conoceremos cómo vivieron nuestros antepasados hace 1.300 años, la forma en la que trabajaban la tierra, la organización social de la comunidad, cómo se relacionaban con sus vecinos y con los poderes políticos del entorno, las actitudes y costumbres que adoptaron ante la muerte...

"En un museo, normalmente hay cuadros de arte, nosotros tenemos documentos históricos. Excavamos la historia", explica Iñaki García Camino.

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