La obra menor de un medievalista asturiano: Juan Ignacio Ruiz de la Peña

16/10/12 .- http://www.lne.es/

¿Puede una muestra de la obra menor de un historiador ser representativa de su labor y bagaje historiográficos? No suele ser, desde luego, lo habitual. Pero esto puede ocurrir si está bien seleccionada y bajo la condición necesaria de que esa selección responda a una práctica investigadora coherente. Un caso ilustrativo en cierta medida de ello es este libro del medievalista asturiano Juan Ignacio Ruiz de la Peña Ruiz: De Historia e Historiografía, Ensayos y Semblanzas (Oviedo, 2010).

Ruiz de la Peña, catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo y actual director del Real Instituto de Estudios Asturianos, ha sido discípulo directo del padre del medievalismo asturiano, don Juan Uría Ríu, y puede y debe ser considerado asimismo uno de los más destacados continuadores de su obra. Además de haber tenido un importante papel en el desarrollo de la notable escuela de medievalistas de la Universidad de Oviedo

El contenido de este libro es, en efecto, una recopilación de un conjunto de trabajos del autor de pequeña extensión y ya publicados en diversas revistas especializadas a los que el mismo considera como parte de su «obra menor». Pero que son, a pesar de ello y en mi humilde opinión, en alguna medida representativos de su práctica historiográfica tanto por los asuntos tratados como por su forma de abordarlos. Temas y procedimientos que remiten claramente a los que ha venido desarrollando el autor en sus libros y trabajos de mayor enjundia. Esos que conforman lo que podría considerarse como su «obra mayor».

Consta el libro de dos partes bien diferenciadas: una serie de trabajos de tono ensayístico dedicados a exponer algunos de los temas que, como hemos apuntado, han sido objeto de atención preferente en su obra historiográfica dedicándoles sus libros e investigaciones de mayor calado y dimensión. Están aquí los que tratan del renacimiento urbano y comercial de la plena Edad Media tanto desde una perspectiva o dimensión europea («La ciudad marco de renovación de la sociedad europea medieval») como española («El norte de España y el mar de la Edad Media»); o los que se refieren al Camino de Santiago y al origen y formación de la imagen de Asturias. No podían faltar tampoco los que se dedican a poner en claro categorías tan fundamentales para el medievalismo como la de feudalismo («Feudalismos» es un excelente texto, un claro y ejemplar estado de la cuestión sobre el tema que deberían leer todos los estudiantes de Historia Medieval y muchos profesores de Historia del nivel secundario). Y finalmente otro de la misma naturaleza teórica, enfocado a realizar un análisis introductorio del concepto de la ciencia y la metodología históricas («Memoria histórica y registro de fuentes»), que nos deja claro cuál es su concepción del conocimiento histórico (no de la «memoria histórica», categoría que hoy se utiliza con otro específico significado). Ambos trabajos metodológicos indirectamente nos revelan claramente su manera de concebir la escritura de la historia, que está, sin duda, relacionada en gran medida con el modelo de la historia social de la Escuela Histórica francesa. En todos ellos se percibe además el influjo de su mentor don Juan Uría Ríu.
La segunda parte de la obra la componen un conjunto de semblanzas, primero las de los historiadores que nuestro medievalista reconoce como sus maestros directos: don Juan Uría Ríu y su predecesor en la cátedra de Historia medieval de la Universidad de Oviedo, Eloy Benito Ruano. Y, después, las de sus maestros anteriores e indirectos que constituyeron la primera y germinal generación que puso las bases del medievalismo hispano. Aquellos que -con palabras del gran historiador de la Economía, Ramón Carande- el autor reconoce como sus «acreedores preferentes»: Eduardo de Hinojosa, Ramón Menéndez Pidal, Manuel Gómez-Moreno y Claudio Sánchez-Albornoz. Todos ellos, menos el primero, relacionados por algún aspecto de su obra con Asturias e, incluso uno, Menéndez Pidal, además, por su origen. Todos ellos además unidos por su labor dentro del Centro de Estudios Históricos, institución nacida de la Junta de Ampliación de Estudios vinculada a la Institución Libre de Enseñanza.

Estamos en este último trabajo no sólo ante un análisis de la obra medievalista de estos cuatro sabios, pioneros del medievalismo hispánico, sino, sobre todo, de una valoración matizada y positiva de ella. Sin duda, un excelente y novedoso trabajo éste para cerrar un libro de historia más que aprovechable. Libro hasta cierto punto representativo de la obra de nuestro medievalista, y que por la claridad y maestría formal del autor puede ser disfrutado por cualquier clase de lector interesado por la Edad Media y Asturias.

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