Reflexionando sobre el Patrimonio (Castilla y León)

16/1/12 .- http://www.noticiascastillayleon.com/

El patrimonio arqueológico y cultural es el esqueleto de su memoria, evidencia de su pasado y una de sus mayores riquezas. Cualquier pueblo que se precie protege y conserva ese patrimonio, que atestigua su camino a lo largo de la Historia y da forma a su identidad como pueblo. Incluso los pueblos más inteligentes son capaces de generar riqueza gracias a ese patrimonio, potenciando su turismo.

Pero por desgracia nos encontramos en un caso totalmente distinto, ante un pueblo que asiste con cierta indiferencia al constante deterioro y destrucción de su patrimonio. La crisis es la excusa perfecta para que las administraciones den la puntilla a un patrimonio ya sentenciado, limitando la inversión y olvidando su protección. Sucesos como los ocurridos en Clunia, Baños de Valdearados o en Lancia, por ejemplo, se suman a los robos acontecidos en iglesias, capillas, archivos,... Suponen un robo a nuestra memoria, a un patrimonio que es de todos. Muchos de los que nos dedicamos al patrimonio denunciamos estas actitudes, pero también la falta de protección e inversión en el patrimonio. ¿Por qué no crear un cuerpo de guardas de patrimonio al estilo de los guardas forestales?

Con una Arqueología en crisis, sometida a un profundo proceso de renovación que puede llevar años y una administración que no puede o no quiere invertir en patrimonio, el panorama se presenta desalentador. Sin embargo, todos somos responsables porque el patrimonio es de todos. Alemanes, ingleses, franceses...ya lo saben, y han aprendido a obtener riqueza cuidando su patrimonio.

Esperemos que León, con su gran potencial, emprenda pronto el camino y elementos como la muralla, las termas, el anfiteatro, los principia, los barracones, Puente Castro, Ad Legionem, la villa romana de Navatejera, etc., puedan salvarse de la barbarie y comenzar a ser visitables y rentables. Para eso hace falta invertir, pero también tener sensibilidad patrimonial, y de momento ni lo uno y lo otro. El tiempo se agota, ¿seremos lo suficientemente hábiles?

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