Barcelona redescubre su historia más oculta en el Call

30/10/11 .- http://www.lavanguardia.com

La ciudad da un paso simbólico en la revalorización de su patrimonio histórico judío


Esta es la historia de una discreta lápida, de una pequeña muestra del inagotable patrimonio histórico de la ciudad de Barcelona que, hace pocos días, acaba de recuperar la dignidad que algún necio, escondido en el anonimato y armado de un spray de pintura y de la más absoluta intolerancia, le arrebató por última vez hace unos cinco años utilizando una inconsistente cobertura ideológica. El Ayuntamiento, por orden del teniente de alcalde de Cultura, Jaume Ciurana, ha borrado por fin la pintada ("Palestina libre") que ensuciaba la traducción sobre el muro que, en 1820, se hizo de la inscripción hebraica –una copia del original del siglo XIV– incrustada en el exterior de una finca medieval de la calle Marlet.

La lápida, que está muy próxima al lugar donde se ubica la antigua sinagoga mayor de Barcelona, es uno de los elementos distintivos y más visibles del Call de la capital catalana, uno de los activos patrimoniales de la ciudad más olvidados y que el Ayuntamiento, siguiendo los pasos de actuaciones llevadas a cabo por el anterior gobierno municipal, quiere revalorizar en los próximos años.

La inscripción de la calle Marlet ha sido históricamente terreno abonado para el incivismo y la xenofobia. Las agresiones sufridas en los años setenta y ochenta, que incluyeron la aparición de cruces gamadas, llevaron al Ayuntamiento a retirar en 1981 la inscripción original en hebreo, que reposa desde entonces en un depósito del Museu d'Història de la Ciutat de Barcelona (MUHBA) en la Zona Franca, y a colocar en su lugar una reproducción fidedigna, según explica el director de Patrimonio, Museos y Archivos del Ayuntamiento, Josep Lluís Alay. Precisamente, en el contexto de recuperación de la memoria histórica de la Barcelona judía, arrasada a sangre y cuchillo en el pogromo de 1391, es muy probable que el documento original esculpido en piedra acabe colocándose en el Centre d'Interpretació del Call, en la llamada Casa del Rabino e inaugurado por el ex alcalde Jordi Hereu a comienzos del anterior mandato.

Alay explica que el proceso de eliminación de la pintada, que afectaba a la traducción que acompaña la inscripción en hebreo, no ha sido fácil. Después de una primera limpieza con los métodos convencionales de borrado de grafitis, se efectuó una tratamiento a base de pasta de celulosa con disolvente. Una vez retirado este producto, el acicalado del muro agredido se completó con un repaso de la piedra poro a poro que ha permitido obtener un resultado inalcanzable para los métodos tradicionales de eliminación de grafitis. Josep Lluís Alay señala que este tipo de atentados contra el patrimonio histórico y cultural de la ciudad los padecen sobre todo, los restos de las murallas de la Barcino romana.

La reflexión en torno al patrimonio judío de Barcelona y sobre las inscripciones hebreas como la de la calle Marlet llevó al director del patrimonio cultural del Ayuntamiento –que entre otras muy diversas titulaciones tiene la de licenciado en Filología Semítica– a plantearse una revisión de la traducción que acompaña la citada lápida. De ello se encarga un equipo de expertos entre los que figura la profesora de Lengua Hebrea de la Universitat de Barcelona y presidenta del Institut d'Estudis Món Juïc, Tessa Calders. Este gabinete de sabios ha contrastado sus opiniones con un especialista israelí.

Parece indiscutible que la lápida en cuestión hace referencia a la "Fundación Pía de Samuel Ha-Sardí", un prohombre de la Barcelona judía de comienzos del siglo XIV, muy probablemente de origen sardo, que al parecer invirtió una parte de su riqueza en la fundación de una casa de acogida para enfermos, pobres y viajeros. La que no está tan clara es la traducción de la parte final del texto, una abreviatura que muy probablemente se corresponda con un texto sagrado. "Su luz quema permanentemente", "su alma descansa en el jardín (paraíso)", "su ánima permanezca en felicidad"... son algunas de las traducciones que se barajan de un texto que podría pertenecer a un pasaje del Libro de los Salmos.

Más allá del valor patrimonial del gesto, la reparación de la lápida de la calle Marlet, sin duda uno de los focos de interés más fotografiados del Call de Barcelona, posee un alto voltaje simbólico. En los últimos años se ha incrementado la presencia en la capital catalana de turistas judíos, muchos de ellos estadounidenses procedentes de los cruceros que atracan en el puerto, que aprovechan la visita a la ciudad para adentrarse por las callejuelas del Gòtic y del Call. La pintada –desafortunada por el lugar en el que fue hecha– dejaba en ellos un sentimiento de pena o de indignación que, en más de una ocasión, se traducía en quejas que no pasaban desapercibidas a las autoridades municipales.

La huella de este comportamiento incívico contrastaba negativamente con las diversas iniciativas de carácter público y privado puestas en marcha en los últimos tiempos con la intención de poner al descubierto las raíces judías –que se entremezclan con las romanas y las cristianas, mucho más visibles– de la Barcelona vieja. La recuperación de la antigua sinagoga mayor ha ido acompañada de la apertura de algunas tiendas temáticas que suministran diversos productos no sólo a los turistas judíos y otros curiosos que se adentran en el Call, sino también a los 5.000 barceloneses que, según algunas estimaciones, profesan el culto a Yahvé.

Al mismo tiempo, Barcelona ha asistido al redescubrimiento de vestigios ocultos como los magníficos silos medievales de la domus romana de la calle de la Fruita –en unas dependencias del Departament de Presidència de la Generalitat–; la señalización del Call y sus puntos de más interés o la construcción y entrada en funcionamiento del centro de interpretación. Asimismo, se ha reforzado la participación de Barcelona en las redes de juderías de España y Europa y se han creado rutas turísticas guiadas y organizadas por el MUHBA,

El programa con el que Xavier Trias se presentó a las elecciones incluía el compromiso de "recuperar los vestigios de la Barcelona judía, potenciar el barrio del Call y los restos del cementerio judío de Montjuïc". El encargado de poner música a esta letra es el quinto teniente de alcalde y concejal de Cultura, Jaume Ciurana.

"La Barcelona judía merece un relato como lo tienen la Barcelona gótica, la industrial, la modernista o la romana. Y lo tendrá", asegura Ciurana. El responsable de la política cultural municipal apunta que la pintada, por su permanencia, provocaba "cierta perplejidad" a quienes la contemplaban. Ciurana recuerda que la presencia judía en Barcelona ha quedado marcada en el nombre de algunas calles e incluso en la toponimia (Montjuïc, el "monte de los judíos") y que ha llegado la hora de "poner en valor y hacer visible este patrimonio". "El Call de Barcelona tendría que explicarse también con los de Girona, Besalú, Lleida, Tortosa..., con los que tenía una relación muy estrecha", añade, por su parte, el responsable de Patrimonio del área de Cultura del Ayuntamiento, Josep Lluís Alay.

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