«La época almohade transformó a Sevilla en una gran ciudad»

29/7/11 .- http://www.abcdesevilla.es

Fue en el siglo XII cuando se produjo el mayor cambio urbanístico

La conferencia «La ciudad andalusí», impartida por Fátima Roldán, profesora titular de Árabe de la Universidad de Sevilla, ha servido a los alumnos de los cursos de verano de la Universidad Pablo de Olavide para profundizar un poco más en la historia de la capital hispalense y su transformación.

En este caso, Roldán se ha centrado en el siglo XII, asegurando que fue entonces, en la época del imperio almohade, cuando se produjo el mayor cambio urbanístico de la ciudad. De esta forma, se desencadenó una auténtica revolución arquitectónica para transformar una ciudad media en una gran ciudad.

El por qué de esta modificación se encuentra en la importancia que el Islam otorga a las ciudades, una religión con un gran carácter urbano que nace en el corazón de las mismas para desarrollarse en el ámbito comercial. Así, para los musulmanes, la urbe se erige en el centro de su cultura, que necesita de distintos enclaves para alcanzar la consideración administrativa de medina.

Se entiende entonces la construcción de las mezquitas o aljamas como el centro neurálgico a partir del cual se va desarrollando el resto de la arquitectura en función de las necesidades y junto a la que tenía que levantarse el zoco como núcleo económico. Para dar muestra del poderío del Islam, se construían alrededor de la mezquita numerosos alcázares o palacios donde residían los personajes importantes dentro del estado musulmán.

La experta arabista, además, explicó la necesidad de creación de las murallas para defender el imperio musulmán, a medida que éste se iba expandiendo. Por el contrario, en los exteriores de las mismas se desarrollaban numerosos huertos y campos de cultivo.

Esta misma estructura se observa en todas las ciudades andalusíes, desde Siria o Irak hasta la Península, aunque, con elemento en común, cada una desarrolló su propio estilo arquitectónico y decorativo.

En la mezquita, centro neurálgico de toda la estructura de las ciudades, se desarrollaban los ritos propios del Islam, como son las cinco oraciones diarias y la del viernes, junto con la llamada al rezo del almuédano desde la torre y el ayuno. Para ello se situaban espacios compartidos en torno a un patio, donde se desarrollaba la oración en un lugar íntimo y de recogimiento.

Para finalizar, la profesora no dudó en manifestar la relación indisoluble que se establece entre arquitectura e historia.

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