La producción de cobre en Los Almadenes se prolongó durante al menos siete siglos (Segovia)

10/8/15 .- http://www.eladelantado.com/

La producción de cobre en el cerro de Los Almadenes se prolongó durante al menos siete siglos (Segovia)

La sexta campaña en el yacimiento de Otero de Herreros ha permitido encontrar numerosos fragmentos de cerámica visigoda, coetáneos a los hornos descubiertos en los últimos años, cuya datación los sitúa en los siglos V y VI d.C.


Claude Domergue, arqueólogo francés pionero en el estudio del cerro de Los Almadenes, en Otero de Herreros, sostenía, a finales de la década de los años 70 del pasado siglo, que la producción metalúrgica en este yacimiento se prolongó aproximadamente durante una centuria, desde mediados del siglo I antes de Cristo hasta la mitad del siglo I después de Cristo.
Cuando todavía no han pasado cuatro décadas desde que Domergue diera a conocer la relevancia de Los Almadenes, la comunidad científica tiene ahora un conocimiento más profundo del famoso cerro, en gran medida por las seis campañas desarrolladas por la ‘Sociedad Española de Historia de la Arqueología’, que han permitido descubrir que la actividad minerometalúrgica no se ciñó únicamente a un siglo, sino que se extendió durante más de medio milenio.
Las primeras campañas de excavaciones demostraron que la ocupación de Los Almadenes fue más amplia de lo que se creía, haciendo remontar su inicio a época prerromana. Aparecieron, además, distintos tipos de hornos —de tostación y de fundición— utilizados en época romana para la obtención de cobre. Los de tostación servían para eliminar los sulfuros y el agua del mineral previamente extraído; los de fundición se utilizaban en una segunda fase, para obtener cobre de calidad.
La gran sorpresa se produjo en la campaña de 2013, al descubrirse, a escasa distancia de esos hornos, tres más, de una tipología diferente. El año pasado, 2014, aparecieron dos más de estos últimos. Las posteriores dataciones por termoluminiscecia revelaron que estos cinco hornos fueron levantados en época visigoda, en los siglos V y VI.
“Este año —señalaba ayer Mariano Ayarzagüena, responsable de las excavaciones—, la gran novedad ha sido encontrar cerámicas de época visigoda, de los siglos V y VI, que están en correlación con los últimos hornos aparecidos”. De acuerdo sus explicaciones, este hallazgo permitirá profundizar en el conocimiento de la transición entre el mundo romano y el visigodo.
El análisis, utilizando complejas técnicas, de las escorias producidas en los hornos visigodos, ha demostrado que eran ‘de primera fundición’. “No se trataba de un reaprovechamiento del material romano, no; el cerro de Los Almadenes estaba produciendo cobre durante los siglos V y VI”, asegura Ayarzagüena, vicepresidente de la Sociedad Española de Historia de la Arqueología y profesor de la Universidad de Castilla La Mancha.
En la campaña que ayer concluyó, los investigadores se han centrado en el estudio de los hornos visigodos, mejor conservados que los romanos, pues en esa primera etapa se solían derrumbar para construir otros encima.
A diferencia de los hornos romanos, de grandes dimensiones —su diámetro oscila entre los 5 y los 7 metros— los visigodos son más pequeños, de unos 60 centímetros de diámetro. Se excavaron en la roca madre y sobresalían, sobre el suelo, en torno a metro o metro y medio. A pesar de sus escasas dimensiones, Ayarzagüena defiende que, en su interior, se alcanzaban temperaturas cercanas a los 1.400 grados, por lo que “la fundición era completa”.
Las excavaciones no han hallado restos posteriores al siglo VI, si bien Ayarzagüena advierte que “eso no significa que no puedan aparecer”, pues este verano se han encontrado “algunas cerámicas con aspecto de musulmanas”, aunque estima que “es pronto para ofrecer datos fiables al respecto”.
A modo de conclusión, este arqueólogo asegura que Los Almadenes fue “un centro industrial, de producción de cobre”, cuyo funcionamiento se prolongó desde época prerromana a visigoda.
Aunque él estima que las seis campañas de excavaciones han posibilitado “un buen conocimiento del yacimiento”, le queda todavía por investigar en una zona del cerro, aquella donde, previsiblemente, había ocupación humana. Ése será el objetivo de la campaña de 2016, tras la cual, “llegará ya el momento de centrarnos en la puesta en valor de Los Almadenes, con la intención de que sea un yacimiento visitable”.

Otero de Herreros, pendiente de un posible resurgimiento de la actividad minera

La sociedad SIEMCALSA sondea la posible explotación de la riqueza minera de la zona, un proyecto al que se oponen los ecologistas
La actividad minera, que dio los mayores días de gloria a Otero de Herreros, podría resurgir. La última iniciativa para sondear el posible aprovechamiento de la riqueza minera de Otero es de la ‘Sociedad de Investigación y Explotación Minera de Castilla y León S.A.’ (SIEMCALSA), una sociedad participada por la Junta que se dedica al estudio de yacimientos, de cara a su posible explotación. En los casos en los que sus investigaciones concluyen apuntando que el yacimiento puede ser explotado, se inicia a continuación el proceso para su concesión, habitualmente a una empresa privada, que se encargaría de la extracción y posible tratamiento de los minerales.
SIEMCALSA ha realizado, en los últimos años, análisis de material de Otero de Herreros en los laboratorios Wardell Armstrong (Reino Unido) y Plenge (Perú), en cuatro fases de ensayos: abril de 2010, marzo de 2012, julio de 2013 y septiembre de 2013.
De acuerdo a estos trabajos, las reservas de mineral estimadas en este yacimiento polimetálico (cobre, zinc, plata, estaño y wolframio) de Otero son de 5,89 millones de toneladas, de las que 5,59 serían explotables. Extrayendo una media de 300.000 toneladas anuales, la vida estimada de la mina subterránea sería de 18,67 años.
Las asociaciones ecologistas Centaurea y Ecologistas en Acción presentaron en octubre pasado un informe ante la Junta oponiéndose al proyecto de SIEMCALSA. Estos colectivos consideraban que la mina proyectada “constituiría una amenaza para los residentes en la zona y la de los habitantes de la ciudad de Segovia, por el riesgo de contaminación del agua”.
A su entender, los materiales de desecho de la actividad minera —unos 5,5 millones de toneladas durante la vida de la mina—, contaminarían “inevitablemente” los arroyos de La Escoria y El Quejigar, que drenan a la población, los cuales circulan sobre el acuífero de Madrona —una de las fuentes de abastecimiento a Segovia—, que está situado en terrenos calizos y, por ello, es “muy vulnerable” a la población.
Los ecologistas también consideran que esta iniciativa produciría “impactos negativos” sobre el yacimiento de Los Almadenes.

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