Ibiza hace mil años

9/3/15 .- http://www.diariodeibiza.es/

Ibiza hace mil años

Sorprende que, a partir de documentos de hace tanto tiempo, podamos identificar no pocos paisajes

Urbanismo. Autores musulmanes y cristianos de hace mil años nos dicen cómo eran la ciudad y la isla que conocieron. No son muchas las referencias que de ellos tenemos, pero las que se han conservado son significativas y, afortunadamente, proceden de uno y otro bando, circunstancia que nos permite contrastarlas y acercarnos a la realidad. Del lado árabe, nos hablan de la isla científicos, geógrafos y poetas. Y del lado cristiano tenemos las noticias que nos dan el ´Liber Maiolichinus´ y el ´Memoriale divisiones´.


En las fuentes árabes, nos dan noticia de las islas científicos, geógrafos y poetas. Entre otros, Al-Zuhrî, Yaqût, Al-Himyâri, Al-Idrîsî, Al-Qazwinî y Al-Makkari. Yâbisa tuvo hijos relevantes, algunos requeridos en Córdoba por Abd al.Rahmân II, caso del médico Ibn ´Utmân al-Yazzâr, traductor junto al monje griego Nicolás de ´Materia Médica´ de Dioscórides, obra que descubrió al-Andalus las propiedades farmacológicas de las plantas. Abû al.´Abbâs fue un famoso viajero y geógrafo ibicenco y de la isla era también el poeta Idrîs Ibn al-Yamâni, de sobrenombre Al-Sabbini que se hacía pagar en oro sus versos y que nos dejó qâsidas como ésta: «Pesados eran los vasos vacíos, pero llenos de vino se aligeraron y estuvieron a punto de volar como nuestros cuerpos y nuestros espíritus». Y otros líricos ibicencos fueron Al-Attar, Al-Yabsisi, Al-Abdari y Abû Muhammad ´Abd Allâh. Pero también los legajos cristianos de la conquista pisano-catalana de 1114, (´Liber Maiolichinus´), y de la catalana de 1235 (´Memoriale divisiones´ ), nos dicen cómo eran, en aquellos años, la ciudad y la isla. Precisamente la confrontación de la fuente árabe y cristiana nos permite acercarnos al paisaje real.

Para evitar repeticiones, doy los textos árabes en un único relato: «Yâbisa es una hermosa isla, bien poblada con moradores industriosos. De 10 parasangas de longitud y 8 de anchura, produce granos y frutos, tiene extensos pinares, exporta a Ifriqîya (África) sal, carbón y madera y tiene atarazanas. Abunda en higos, uvas y otros productos del campo. Su principal ganado es ovino, sobre todo cabras. A Mayûrqa exporta frutos secos, pasas, almendras e higos. No hay olivos, pero importa de al.Andalus aceite y aceitunas. Yâbisa tiene una Vila agradable y cuidada. A una mayra (100 millas) están Mayûrqa al este y Dâniya al oeste, en el continente. Yâbisa tiene 10 puertos, riachuelos y muchas aldeas. Su salina es inagotable y exporta la sal. Al sur, tiene otras islas y Faramantira. Y entre ellas están los pasos de al.Abwâb (las Puertas)».

Pero pasemos ahora a los textos del Liber Maiolichinus que describe la expedición pisano-catalana: «La isla queda oculta y rodeada del ancho mar. Es montañosa y desde elevados farallones mira al continente. Dicen que la isla le dio su nombre a la ciudad, Ibiza. En ella hay un gran puerto que mira a Denia y que los isleños llaman ´Magno´, capaz para muchas embarcaciones. La isla produce miel, abundantes frutos y pastos, y de las fuentes manan, copiosas, aguas dulces. También da mucha cebada y tiene viñas feraces. Por todas partes brota el agua y los campos están verdes de hierba, juncos y cañaverales. Los bellos collados que decoran el llano ofrecen fuertes atrincheramientos y seguras fortificaciones. El mar que mira a la helada Osa hace una ensenada grande con una isla en medio que forma dos puertos. Junto a la bahía, un monte se eleva con inexpugnables fortalezas y altos torreones. Las fortificaciones están circuidas de tres muros con fosos excavados al pie en el monte y la gruesa muralla tiene 12 torres separadas por la distancia que da el arco de una saeta. En la marina, unos peñales dificultan el acceso pero dejan ver, a dos fuertes tiros de saeta, el ámbito exterior de la Vila, con la gran fortificación y las torres que rodea una triple muralla con tres fosos que se llenan con el agua que suministran las lagunas que rodean la ciudad. En lo más alto, la ciudad tiene un castillo».

A partir de este texto, como apunta Roselló Bordoy, parece casi seguro que la ciudadela ibicenca en el asalto pisano de 1114 coincidía, en su fortificación y configuración urbana, con la que encontraron el 1235 los catalanes. Dicho lo cual, la cuestión está en intentar visualizar cómo eran, en el entorno del año mil, la isla y la ciudad. Sobre la isla es perfectamente creíble lo que nos dicen de sus extensos pinares, sus explotaciones agrarias, sus salinas y sus rebaños de ovejas y cabras. Y no cuesta creer que la isla era rica fuentes, riachuelos y humedales. En cuanto a los 10 fondeaderos que los textos árabes no citan, Cruz Hernández los identifica: al.Marsà-l-Ahmar (Port Roig), Marsà-l-Hawz (puerto de Ibiza), Marsà Ibn Yundal (Cala Jondal), Marsà-l-Kutal (sa Caleta-Es Codolar), Marsà-l-Sarraqa (Xarraca), Marsà Burtu Mani (Portmany), Marsà-l-Yanih (Portinaitx), Marsà Bani-l-Ra´is (Benirràs) y Marsà Balansiya (Port de Sant Miquel).

Triple fortificación

Los documentos nos dibujan también la ubicación de la ciudad y su triple fortificación que la arqueología confirma, aunque los fosos con agua tienen más difícil lectura. Puede que existieran y que el tiempo los fuera cegando, aunque lo del agua que los inundaba plantea problemas. Es posible que los humedales del N y NW de la bahía proporcionasen agua que, canalizada y elevada con grandes norias –enormes ruedas con cangilones– pudieran inundar el foso de la fortificación inferior. El que hubiera también agua en los fosos de la vila superior y la vila mitjana parece una exageración del conquistador que quiere subrayar la dificultad y el mérito de la conquista. En cualquier caso y para acabar, también tiene un enorme interés la descripción que se hace de la doble bahía que, en su norte y al pie de la colina, tenía entonces la ciudad –la del puerto actual y la de Talamanca–, radas, ambas, que proporcionan buenos puntos de amarre y que quedaban separadas por unos islotes. Dicho esto, sorprende comprobar que, a partir de tan antiguas anotaciones y a pesar de las transformaciones que, con el pasar de los siglos, ha experimentado el paisaje, todavía hoy, a partir de lo que vemos, podamos identificar lo que vieron y nos describieron hace ahora mil años.

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