CAMPAÑA DE INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE 2007. PROYECTO GENERAL DE INVESTIGACIÓN “LA CIUDAD DE MADINAT ILBIRA”

31/3/08

Finalizada la segunda campaña de excavación del proyecto general de investigación "La ciudad de Madinat Ilbira", se presentan ahora los primeros resultados, integrándo los hallazgos en el conocimiento general que se tiene sobre el yacimiento

Año de intervención: 2007. Periodo de intervención: Septiembre de 2007-Febrero de 2008.
Tipo de Intervención: Excavación. Clase de Intervención: sistemática.
Director de la intervención: Antonio MALPICA CUELLO. Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Granada.
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CAMPAÑA DE INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DE 2007. PROYECTO GENERAL DE INVESTIGACIÓN “LA CIUDAD DE MADINAT ILBIRA”

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Antonio MALPICA CUELLO. Universidad de Granada. Director del proyecto.

Dentro del Proyecto General de Investigación “La ciudad de Madinat Ilbira”, aprobado y financiado por la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, se trazaron unas fases de actuación que intentaban reconocer las zonas principales del yacimiento. audemars piguet replica watches

Tras una primera intervención en agosto y septiembre de 2001, en el marco de una “urgencia” por la afectación que había sufrido el área conocida como “El Sombrerete”, en donde se había practicado una remoción de tierras ilegal, en 2003 se procedió a hacer una prospección sistemática con el objetivo de determinar la extensión que ocupaba la ciudad andalusí, hasta entonces desconocida, ya que incluso se había fragmentado y se consideraba aparte el espacio en donde se descubrió una gran necrópolis en “El Marugán” del resto de hallazgos que tuvieron lugar en el siglo XIX, que recoge con más o menos detalle Manuel Gómez Moreno González. El resultado fue una primera aproximación que ha permitido conocer las áreas de mayor intensidad de ocupación y la organización global del yacimiento desde una perspectiva arqueológica. Tal prospección sirvió para delimitar Madinat Ilbira como BIC y proceder a su inmediata protección. Aun cuando quedan medidas legales por tomar de relevancia, como su papel en el conjunto de la organización global del territorio en la actualidad, se puede decir que hay un antes y un después de la promulgación de BIC.

La aprobación del Proyecto General de Investigación ha supuesto un primer paso para el conocimiento, con garantías científicas, lejos de una arqueología de hallazgos propia de los anticuarios de siglos pasados, algunos de los cuales parecen haberse reencarnados en arqueólogos que trabajan en nuestra época, de todo el espacio ocupado por Madinat Ilbira.

Un estudio previo de las fuentes escritas árabes, que son abundantes en datos y noticias, así como de la literatura decimonónica referida a los hallazgos de aquellos eruditos y anticuarios que no dudaron en comprar los mejores materiales que hallaban cuadrillas de hombres en su territorio y quizás en otros más lejanos, nos impulso, junto con la experiencia de 2001, a impulsar en 2005 la excavación en la que denominamos Zona I, la situada en la alcazaba de Madinat Ilbira y sus aledaños, o sea, el cerro de “El Sombrerete” y sus proximidades. Al mismo tiempo se realizaron investigaciones no destructivas con GPR (o georradar) para poder determinar el grado de ocupación de los diferentes espacios urbanos de Ilbira.

Los resultados de 2005 son bien conocidos. La determinación de la existencia de células rectangulares que se organizaban en la parte alta, de muralla hacia adentro, componiendo manzanas de edificios con funciones distintas, fue sustancial, pero ha tenido sin duda mayor impacto patrimonial y mediático el descubrimiento de amplios tramos de muralla, en uno de los cuales se pudo documentar la puerta de entrada a la alcazaba. No hay que olvidar las intervenciones al pie de “El Sombrerete”, rozando la zona llana, que hemos designado como Zona II, en donde se han podido descubrir talleres, haciéndonos pensar que estamos ante un barrio de cierta entidad, bastante extenso, con funciones artesanales y comerciales.

La excavación de urgencia de 2006 puso de relieve la presencia de estructuras de corte similar en puntos más alejados, por lo que, en principio, cabría pensar que estamos ante un área comercial muy extensa al pie del cerro en donde se ubica la alcazaba, fuera de ella, en consonancia con lo que es habitual en una ciudad andalusí en particular e islámica en general. En efecto, la podemos dividir en dos grandes áreas:

— la del poder, que algunos autores llaman pública porque corresponde al Estado, representante y, en buena medida, “usurpador” de la umma, o comunidad de creyentes que integran el Islam, y
— la propiamente urbana, en donde viven los habitantes de la ciudad.

Aunque no hay una regla que determine que siempre sea así, todo indica que hay un tercer espacio de relación entre dos áreas, ocupado primordialmente por la mezquita aljama o mayor, centro de oración en donde se hace la jutba o predicación de los viernes y en la que se reza en nombre de la autoridad principal del Estado. Al tratarse de un lugar protegido (haram) es inviolable y en él no se puede dar ningún tipo de violencia. Por eso, en el entorno de la mezquita aljama se desarrollan gran parte de las actividades comerciales y artesanales con garantías de no verse perjudicadas por el juego de una sociedad segmentada en grupos familiares muy rígidamente separados con frecuencia, hasta el punto de que ocupan barrios diferenciados en los que existen centros religiosos propios reservados a sus miembros. De este modo la mezquita principal es el punto de relación entre el área del poder y el área urbana propiamente dicha, pero también de todos los miembros que componen ésta, independientemente de su adscripción familiar.

En cualquier caso, estas cuestiones se plantearon de manera inmediata tras la campaña de 2005. Además, se había comprobado que el conjunto estaba dividido en barrios, tal vez separados entre sí, que recordaban un sistema de ocupación del territorio propio de las alquerías, cada una con su sistema hidráulico, definido por la existencia de diferentes galerías subterráneas de conducción de agua, de las que eran testimonio la existencia de pozos de aireación que permiten el control del flujo de tales galerías, llamadas qanat/s, término de origen persa, puesto que los árabes importan el sistema de Irán. Era posible, pues, que fuese cierto lo que algunas fuentes escritas insinuaban, que Madinat Ilbira se formase a partir de la unión de distintas alquerías o núcleos rurales. La creación de la alcazaba y de su mezquita, seguramente en tiempos de Abd al-Rahman II, en el siglo IX, con la erección de una muralla que separaba el espacio del poder del urbano, fue la expresión de la creación de la ciudad.

Para que así fuese, se debieron de dar otras condiciones, principalmente las derivadas de la estratificación social de las poblaciones de las alquerías, que aconsejaba la creación de un espacio urbano que las rigiese en beneficio del grupo más destacado. Este grupo, revestido del ropaje tribal, quizás fuese el de los Banu Jalid, dominante, según sabemos por las fuentes escritas, en todo el distrito, que primero se conoció como yund de Damasco y que, al integrarse en el Estado omeya cordobés en el siglo IX, se denominó como kura de Ilbira, atendiendo a la denominación de la ciudad principal o capital (hadira) que la regía, Madinat Ilbira, que disponía a su vez de un espacio fortificado bien organizado (seguramente lo que los textos llaman Qastiliya).

Este paso de núcleos rurales a ciudad o madina se debe de mostrar arqueológicamente. El espacio propiamente urbano era el que había que estudiar en las campañas sucesivas. Ya una intervención llevada a cabo en 1999 por Ángel Rodríguez Aguilera, con la tutela científica del profesor Antonio Malpica, actual director del proyecto, y a instancias del citado arqueólogo, puso de manifiesto que había un barrio en el extremo este de la ciudad, inmediatamente antes de llegar a la A 92. La zanja para la conducción de gas parece abundar en esa idea, si bien hemos de manifestar nuestras reservas hasta que se haga una intervención detenida y cuidadosa, ya que hasta ahora sólo ha habido un seguimiento arqueológico. Lo cierto es que la excavación de urgencia de 1999 puso de manifiesto que era un asentamiento de los siglos VIII y IX, y que posiblemente estuviese asociado previamente a un espacio rural. Estos extremos, lo volvemos a reiterar, no se pueden considerar nada más que meras hipótesis, toda vez que estamos faltos de un conocimiento a fondo del área en cuestión.

Por todo lo anteriormente dicho, en 2007 los esfuerzos se han concentrado en la parte llana de la ciudad. La elección del área concreta de lo que denominamos Zona II vino dada por varios indicios anteriores, que en algunos casos son certidumbres. Ante todo por la organización global de la ciudad detectada en la prospección de superficie y por las actuaciones arqueológicas que se emprendieron en años pasados. Igualmente era relevante la literatura decimonónica que señala, especialmente la obra de Gómez Moreno, Medina Elvira, que en las hazas, hoy olivares, próximas a la planta embotelladora de aceite y, por tanto, a la carretera que une interiormente Atarfe con los Baños de Sierra Elvira, se hallaban restos de importancia, en concreto el citado erudito granadino menciona el hallazgo de vestigios y de objetos (entre otros los bronces que conforman las celebérrimas lámparas) que hacían pensar en la ubicación de la mezquita en la que se llamaba precisamente “Secano de la Mezquita”. Por otra parte, la prospección geofísica (GPR y tomografía eléctrica) abundaron en las posibilidades del área concreta.

De este modo se plantearon en la campaña de 2007 tres sondeos. Uno en la conocida propiamente como Haza del Secano de la Mezquita; dos en la situada más al este, separadas por un pequeño barranco. El trazado de los tres se organizó de tal manera que estuviesen en línea, con el objeto de poder comprobar, caso de estar en el espacio que ocupó la aljama de Ilbira, si seguía la organización de ésta, que, como es obligado, tendría su qibla o muro principal, en donde está el mihrab, o nicho de oración, orientado hacia La Meca, o sea, al sureste. Se partía, por tanto, de la idea de que la mezquita se creó en un área no ocupada antes de su erección en el siglo IX, aunque se haya pretendido decir por algunos autores árabes que es anterior, precisamente para justificar que se levantara. Por tanto, debió ser ella la que organizó todo el conjunto espacial, creando así ejes urbanísticos claros.

Los tres sondeos así trazados fueron; 1200, situado en la haza contigua a la de la Mezquita y cerca de la citada carretera de Atarfe a los Baños de Sierra Elvira por el interior; a 20 m al norte, el 1300; paralelo al límite meridional de este último, en la haza de la Mezquita, el 1400. Todos ellos se trazaron con unas medidas iniciales de 4 m x 4 m. A continuación detallamos los resultados obtenidos:

Sondeo 1200. Antes de excavar se calculó que habría unos rellenos en él de no menos de 2 m hasta que apareciesen estructuras arquitectónicas. En efecto, se detectó en este sondeo 1200 unos rellenos modernos de cómo mínimo 1,80 m, si bien los muros de un edificio aparecieron a los 2,20 m de profundidad. El resultado obligó a una ampliación hasta conseguir un sondeo de 6 m x 8 m. En el sondeo se ha podido identificar una estructura que supera el límite sur del mismo, que está formada por un muro perimetral de mampostería, base de otro de tapial seguramente, de una anchura de entre 65 y 70 cm, que definía un espacio compartimentado por dos tabiques de en torno 45 cm de grosor.

Apareció la cabeza del muro principal a 2,20 m de profundidad, alcanzando los 3 m al final de la excavación. Quedan así tres espacios diferenciados en su interior, que da al este. No se ha podido determinar el límite oriental del conjunto, por lo que sólo podemos hacer un cálculo muy aproximado de la superficie del edificio. No se han observado huecos en ninguno de los ámbitos señalados, como tampoco al exterior, por lo que pensamos que la puerta de acceso estuviera al este, y, consecuentemente todas las habitaciones que se han descubierto abrirían a ese eje, ya que no lo hacen en ninguna de las otras tres direcciones. Al oeste cierran los tabiques con el muro de carga; al norte no se ha encontrado en todo el trayecto, desde luego incompleto, como tampoco al sur. El espacio situado más al norte de los tres evidenciados se utilizó sin ningún género de dudas como cocina, porque quedaban materiales de cocina, con huellas de fuego por su uso, así como en el suelo se identificaron trazas de cenizas y se llegó a documentar una marmita situada en un hogar. Los otros dos ámbitos estaban techados, porque han quedado restos abundantes de tejas que formaron su techumbre, pero no se ha podido determinar su función. Seguramente el central deba de considerarse como un espacio de almacén de dimensiones reducidas, en tanto que del que se halla más al sur no se conocen sus dimensiones completas. Una calle, en la que se vieron restos de materia orgánica descompuesta que habían hecho elevar el nivel, se sitúa al oeste del muro de cierre del citado edificio. Esta calle queda definida por otra estructura que sólo se documenta por su muro de cierre oriental, y no de forma completa, ya que se mete en el perfil.

Toda la cerámica que se ha encontrado se fecha en los siglos X y XI, es decir, en el período central final de la ciudad de Ilbira, con sólo algunos materiales de época tardoantigua en determinados puntos, pero sin estar asociados a ninguna estructura constructiva.

Sondeo 1300. El sondeo 1300, a 20 m al norte del anterior, comenzó asimismo con unas dimensiones de 4 m x 4 m. Luego se amplió hasta alcanzar una superficie de 6 m x 5,5 m. Se identificaron rellenos, procedentes principalmente de avenidas del vecino barranco hasta alcanzar en torno los 1,40 m de profundidad media. Posteriormente se identificaron muros a partir de los 1,50 m en el perfil norte y de los 1,70 en el sur de una construcción que definía al menos dos espacios interiores separados por tabiques, en dirección oeste.

Hacia el este parece existir un espacio público, cuyo nivel de uso ha sido encontrado, consistiendo en una capa de tierra apisonada. Todo el conjunto interior, organizado, como queda dicho, a occidente, estaba cubierto por una capa de derrumbe de tejas, lo que hace pensar que eran ámbitos techados, sin que podamos precisar su función claramente. Quizás el situado más al sur sirviese de zaguán de entrada, pues ha aparecido un vano en el ángulo sureste del muro perimetral. El grosor de los muros es de 50 cm en todos los casos, si bien el de carga tiene una mayor profundidad, al menos cinco hiladas de mampuestos, mientras que de los interiores que compartimentan los espacios sólo se identifican una hilada como máximo. Al exterior hay una especie de parapeto en el extremo sureste del muro maestro, que mide aquí 60 cm de anchura y 1,05 m de largo, conservando sólo una hilada de mampuestos. Se pude pensar que se trataría de una defensa para una calle interior que daba entrada al edificio descubierto en el sondeo 1300, si bien apareció en el sondeo 1500 A, que se trazó, como se verá, contiguo a aquél. En ese muro perimetral apareció una quicialera posiblemente in situ que nos permite pensar en la existencia de una puerta en este punto, con lo cual existirían, como sucede en otras viviendas de yacimientos coetáneos, por ejemplo el de la Plá de Almatá en Lérida, de dos entradas diferenciadas. Una llegaba directamente al patio, mientras que la otra pasaba por un zaguán. Esa posibilidad no se ha podido conformar, ya que la segunda, situada más al norte, no queda bien definida al estar casi en el perfil septentrional.

Como en el caso anterior, la cerámica identificada, dejando a un lado las que proceden de arrastres de los procesos de acumulación de las avenidas del barranco, es de los siglos X y XI.

Sondeo 1400. Es el que mayores expectativas ha levantado, en parte por su emplazamiento en el llamado “Secano de la Mezquita”. Ha conservado en todo momento sus medidas iniciales de 4 m x 4 m. En él hay unos rellenos modernos mucho más espesos que en los casos anteriores hasta los 2,30 m de profundidad, empezando las estructuras cerca de los 3 m con respecto al nivel de suelo actual del olivar. Antes de llegar a los niveles arqueológicos de época andalusí, apareció una estructura que parece que era de madera, junto a un horno moderno, quizás de metal, apareciendo incluso moldes en yeso para hacer clavos gruesos. Bajo esta estructura se documentó el nivel de derrumbe de tejas, general a todos los sondeos, lo que hizo preludiar las estructuras arquitectónicas que se han evidenciado. Se trata de un muro en dirección noroeste-suroeste, hecho en mampostería, como los demás, que serviría de base para un alzado de tapial. La longitud total identificada supera los 2,19 m. Su ancho no se puede precisar, porque se mete en el perfil oeste. Junto a él aparece una estructura más baja sobre la que se apoya parcialmente.

Asimismo se han identificado otras dos estructuras, que corresponderían a una fase más antigua que aquella del muro. Una de ellas está configurada por grandes lajas de piedras, siete en total y una octava que cierra por el lado este. Son de la siguientes dimensiones: 88 cm x 32 cm x 16 cm. Están dispuestas a asta. A su lado hay un círculo excavado en niveles geológicos y relleno con piedras unidas por un mortero con mucha cal. La estructura de lajas de piedra se relaciona con la que sirve de apoyo al muro. Al levantar estas dos estructuras se documentó la existencia de dos tumbas: la de un adulto bajo las piedras y la de un enterramiento infantil en la esquina noreste, cubierta parcialmente por el círculo de piedras y mortero. Ambas tumbas estaban excavadas en depósitos naturales. En lo que se refiere a la tumba del adulto, se ha documentado un primer enterramiento con cubierta de tejas que posteriormente es reformado y monumentalizado con las lajas de piedra.

La explicación de todo el conjunto está por dar, pero las hipótesis que se han ido formulando han sido corroboradas en el transcurso de la excavación.
La cerámica parece responder a similar cronología que la recuperada en toda el área que se ha excavado si bien hay alguna de fechas anteriores, concretamente del siglo IX, correspondiendo con los niveles en los que se excavaron las tumbas.

Sondeo 1500. Para poder explicar la posible relación entre el sondeo 1200 y el sondeo 1300, se trazó una zanja de 19 m x 2 m. Ante la imposibilidad de excavarla en su totalidad se decidió hacerlo en tres sectores (A, B y C).
El primero, el A, tuvo unas dimensiones de 2,5 m x 2 m, y estaba contiguo al sondeo 1300. Puso de manifiesto la continuidad del muro perimetral del edificio hallado en este último sondeo y una posible entrada, imposible de definir con claridad, ya que gran parte del probable vano quedaba dentro del perfil oeste, pero sí quedó definido el final de la estructura muraria.

El segundo, el B, en medio de la longitud de la zanja alcanzó los 5 m x 2 m. Aparecieron estructuras arquitecturas, consistente en un tramo de muro en el sentido longitudinal de dicha zanja, y unas piedras que bien podrían identificarse como el inicio de otro transversal a la misma, que tal vez continuara más allá del perfil occidental.

El tercero, el C, con unas dimensiones de 4,5 m x 2 m, dio como fruto, a partir de los 2,5 m de profundidad, la aparición de la continuidad del muro perimetral que apareció en la parte este del sondeo 1200 y su cierre. Junto a él se ha podido identificar una estructura que bien podría ser un colector de aguas sucias, con la boca un pozo ciego. Esta posibilidad es creíble, pues es habitual que en las viviendas de cierta entidad aparezcan juntos a ellas en la calle, teniendo asignada cada una de ellas una estructura de saneamiento de tales características.

Como resumen de toda la campaña cabe hacer ciertas consideraciones. Ante todo, hay que pensar que estamos ante un barrio de viviendas de cierta importancia, con casas de no menos de 100 m2 de extensión, con muros perimetrales de cierta envergadura, con suelos de tierra hasta lo que hemos podido ver hasta el presente, con una división en ámbitos marcada, en la que se percibe la presencia de cocina apartada del patio, sin techumbre (sondeo 1200), y con un zaguán de entrada (sondeos 1200 y 1300). Todas las viviendas tienen una cubierta de tejas de cierta importancia, dado el número de ellas que han aparecido tras el derrumbe del techo. Los tabiques que compartimentan el interior son de menores dimensiones a lo ancho y en cuanto a las hiladas de mampuestos que los correspondientes a los muros perimetrales.

La cerámica y otros objetos encontrados ponen de manifiesto que se trata de casas con propietarios de un cierto nivel económico. Asimismo se encuentran organizadas con espacios anejos en las calles y/o pequeñas plazoletas, lo que permite pensar que más que vías propiamente públicas son de uso particular, del tipo adarve o similar, con pozos ciegos y defensas para evitar el paso de aguas de lluvia y de escorrentía que las destruya.

La organización del edificio tipo vivienda del sondeo 1300 y la de la estructurar mural del sondeo 1400, pese a la separación entre ambos, parece estar relacionada por una misma orientación (noreste-suroeste), que no se cumple en la de los muros del sondeo 1200. Con todo, es posible pensar que fueron planteados siguiendo ese eje principal, aunque con la variación anotada, obedeciendo a unas reglas urbanísticas planteadas quizás por un primer edificio que bien pudo ser la mezquita aljama. Desde luego es uno de los barrios más “modernos” de Madinat Ilbira, de acuerdo también con la cerámica, posterior a la fundación de la propia ciudad y a la creación de la misma mezquita.
Quedarían por estudiar y definir correctamente el papel que juegan los enterramientos encontrados en el sondeo 1400, y el comportamiento de este espacio de la ciudad, así como su transformación coincidiendo con la configuración del moderno barrio en torno al s. X

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