Tipología, cronología y producción de los hornos cerámicos en al-Andalus

Jaume COLL CONESA (*) y Alberto GARCÍA PORRAS (**). (*) Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí (**) Universidad de Granada.
18/5/10

En el presente trabajo intentaremos aproximarnos al conocimiento material de los hornos, estructuras básicas en el sistema productivo, a través de su caracterización y estudio morfológico y cronológico. Entendemos que se trata de una primera aproximación sistemática que permite esbozar un cuadro general a modo de propuesta de síntesis preliminar.



TIPOLOGÍA, CRONOLOGÍA Y PRODUCCIÓN DE LOS HORNOS CERÁMICOS EN AL-ANDALUS (*)

Jaume Coll Conesa – Alberto García Porras


(*) El presente trabajo, realizado en el marco del Proyecto de Investigación I+D HUM2006-06210 (Transferencias de conocimiento tecnológico aplicadas a la producción cerámica entre las áreas islámica y cristiana durante la Baja Edad Media), se ha basado en el análisis de 192 hornos excavados, de los cuales aproximadamente la mitad pueden ser identificados tipológicamente, proponiendo una tipología de las estructuras de cocción y un modelo de codificación.
Excusándonos previamente por todos aquellos de los que nos hayamos podio olvidar, quisiéramos agradecer, por la información que nos han aportado sobre hornos de alfarero, la colaboración desinteresada de los siguientes investigadores Victor Algarra, José Javier Álvarez, Laura Aparicio Sánchez, Josep Benedito, Paloma Berrocal, Josep Burriel, Encarnación Cano Montoro, Juan Carlos Carrera, José Francisco Casabona, Fátima Castillo Pérez de Siles, Octavio Collado, Israel Espí, Aquilino Gallego, Isabel García, Ricardo García Benavente, Tina Herreros, Sonia López Chamiz, Javier Máñez, Conchi Marfil Lopera, Remedios Martínez, Antonio Molino, Germán Ribes, Lourdes Roca, Quique Ruiz, Elena Salinas Pleguezuelo y Marisa Serrano.

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I. INTRODUCCIÓN

Tras casi tres décadas de investigación arqueológica en nuestras ciudades impulsada desde las normativas centradas en la protección del patrimonio arqueológico de los entornos urbanos, coincidentes también en esos años con el desarrollo extenso de la investigación arqueológica medieval y en concreto andalusí, se ha acumulado un extenso corpus documental sobre vestigios hispanomusulmanes de talleres y estructuras de producción cerámica. La convocatoria del coloquio "Fours de Potiers et "testares" médievaux en Méditerranée occidentale" en 1990 por F. Amigues y A. Bazzana fue un punto de partida fundamental aunque hoy la documentación conseguida desborda sobradamente los planteamientos presentados allí. Esfuerzos de síntesis posteriores han ido completando las noticias (THIRIOT 1995 y AZUAR RUIZ 1998 para Sharq al-Andalus) aunque en este punto consideramos necesario profundizar en la cuestión. En el presente artículo intentaremos aproximarnos al conocimiento material de los hornos, estructuras básicas en el sistema productivo, a través de su caracterización y estudio morfológico y cronológico. Entendemos que se trata de una primera aproximación sistemática que permite esbozar un cuadro general a modo de propuesta de síntesis preliminar. Cabrían otras aproximaciones de carácter tecnológico aunque requieren de un estudio de detalle que debe iniciarse en la propia excavación y fundamentarse en un análisis y descripción exhaustiva de los restos, sin eludir la aplicación de métodos arqueométricos. En el momento actual este aspecto está lejos de la realidad que hemos podido construir desde la investigación por falta, en parte, de las herramientas descriptivas básicas que lo orienten basadas en la necesaria reflexión metodológica.
El análisis parte de unas bases de cierta significación dado que ha podido constatarse que, tras la conquista musulmana de al-Andalus, se instalan talleres especializados de producción cerámica que incorporan elementos que presentan soluciones formales originadas en diferentes tradiciones culturales y áreas geográficas incluso lejanas. Así, se constata la reaparición de hornos cuya estructura hunde sus raíces en la antigüedad romana, como ocurre con los de parrilla sostenida por arcos o pilares, y otros de un tipo absolutamente novedoso, como los hornos monocamerales, sin parrilla y con estantes formados por barras, cuyos antecedentes y paralelos son exclusivos del mundo islámico oriental (Persia y Siria) y que parece relacionarse con la difusión de técnicas cerámicas como la loza estannífera y decorada. Del mismo modo, el desarrollo productivo genera necesidades y soluciones técnicas para satisfacerlas en una clara dinámica evolutiva, e incluso de especialización funcional, asociada a su morfología. Las estructuras se refieren necesariamente a modelos productivos y a tradiciones tecnológicas, y en especial en la transmisión de conocimientos empíricos -en el que el alfarero es clave- se suele dar un claro conservadurismo. Partiendo desde este punto de vista, se abren posibilidades de interpretación relativas a las transferencias de tecnología y a procesos históricos ocultos bajo la propia cultura arqueológica, claves para conocer mejor cuestiones de carácter local o general relacionadas con la estructura de la ciudad o con las dinámicas sociales de un momento dado.
Cualquier actividad productiva requiere una tecnología que involucra una serie de variables como son: materia prima, energía, equipamientos, técnicas, conocimientos y sistemas de reproducción y control social de la actividad. Como productos se obtienen bienes, pero también servidumbres en forma de exigencias de espacio e incluso subproductos como desechos, contaminación o molestias directas (humos, malos olores, etc.). La ciudad organiza su espacio de manera que el impacto de la actividad productiva sea el menor posible o, al menos, soportable, y establece para ello unas normas públicas de control de la actividad. En el mundo islámico el maksad o consejo moral, que tiene como último referente el hadith -tradición del profeta-, son un punto de partida para ello, señalando A. Fili en este sentido el principio "la darar wa la dirar" (no causar mal ni molestias), reforzado en el rito maliquí con la noción de maslaha o interés público. De ahí surgen codificaciones como los tratados de hisba que son las fuentes de referencia que utilizará la policía de mercado entre las que podemos citar en al-Andalus textos de 'Ibn 'Abd al-Ra'ûf (s. X), 'Ibn 'Abdûn (ss. Fin s. XI inic. S. XII), al-Garsîfì (fin s. XIII, inci. s. XIV), 'Al-Sakati (Málaga, c. 1210-1220). También generan normativas los fatawi o nawâzil, consistentes en consultas jurídicas autorizadas realizadas por juristas a partir de las demandas del kâdi (juez) o de particulares (FILI 2003: 391-406; FILI-RHONDALI 2002: 659).
En la ciudad andalusí la supervisión de la instalación de talleres dependía del Muhtasib, y en general buscaban situarse cercanos a las puertas por la mayor proximidad a los recursos básicos masivos que se encuentran fuera de la ciudad: arcilla y agua como materias primas, y leña como combustible. Las puertas de la ciudad por las que se accedía a los talleres solían llamarse bab al-fajjarîn, y situarse en zonas de tránsito no alejadas de los mercados. La exigencia de espacio para el desarrollo de la actividad, que requiere acumulación de tierras, si no su extracción en el lugar, pozos o canalizaciones con agua y balsas o depósitos, cierto trasiego con polvo, vertidos de desechos, y en especial el humo, denso y persistente en determinados momentos ocasionando evidentes molestias, obligaban a los talleres a desplazarse hacia el extrarradio.


II. LOS HORNOS DE CERÁMICA

En lo relativo a la distribución de centros de producción cerámica en al-Andalus se observa la existencia de grandes concentraciones de hornos en Córdoba, donde se han hallado más de 150 estructuras, seguida a distancia por Sevilla, Málaga, Denia, Valencia, Priego de Córdoba y Murcia.



Distribución de los hornos en al-Andalus

En al-Andalus, los hornos de cerámica obedecían a variadas morfologías. Los estudios etnográficos realizados en el mundo musulmán, y en especial en el occidental (Marruecos, Argelia, Túnez e incluso Egipto) muestran una serie de sistemas de cocción, asociados a diversas tecnologías de producción, que van desde simples hogueras hasta hornos verticales complejos de doble cámara. Picon y El Hraiki llaman al primer sistema "cuissons en aire" (PICON-EL HRAIKI 2002), término que podríamos traducir por cocciones en área o en abierto, técnica definida por el uso de hogueras que a veces presentan hoyos revestidos, muros circulares etc.,; el segundo es denominado "cuissons en four", o en horno, y aún existen procedimientos de tipo intermedio (sobre su distribución geográfica, documentada etnográficamentre véase DESBAT 1995; VOSSEN-EBERT 1986; VOSSEN et alii 1990; CERÁMICA RIFEÑA 2009). Las hogueras en área cuecen por contacto directo entre el combustible y los objetos, mientras los hornos requieren que ambos elementos estén separados y, aunque pueden compartir el mismo espacio en una zona de la estructura (caldera p.e.), la combustión no se produce en contacto directo entre el combustible y los objetos, sino que a éstos les llegan sólo los gases (cocción por convección), o el calor (cocción por radiación). Esto permite controlar el proceso de cocción interviniendo en todas las fases de su desarrollo de forma directa. Ambos procedimientos pertenecen a diferentes niveles básicos de organización de la producción cerámica. Corresponde al sistema doméstico de producción el nivel de menor complejidad, que incluye trabajo a tiempo parcial y compartido con otras tareas, uso de barros preparados para resistir el estrés térmico, modelado manual por urdido o torneado lento, y cocción en hoguera (modelo rural de época emiral que aún pervive en zonas del Rif vid SCHÜTZ 2009; VOSSEN 2009). El superior, especializado, con operarios dedicados a tiempo completo, es la producción de taller, con barros depurados, torneado rápido, técnicas de acabados complejos con vidriados y cocción en hornos de convección y/o radiación.
La identificación arqueológica de esas evidencias debe combinar no sólo los vestigios de los hornos sino su producción asociada, y ello es así dado que, en especial, los restos más permanentes de los hornos (el fondo de la caldera) no son determinantes para la identificación de uno u otro sistema de producción. Se considera que las instalaciones urbanas son siempre talleres especializados a tiempo completo, a diferencia de lo que ocurre en la producción rural, generalmente realizada con el sistema doméstico en el que la fabricación cerámica se asocia a las tareas de la mujer. La arqueología aplicada a la investigación de este aspecto puede ofrecer indicios interesantes respecto a la organización productiva, por lo que requiere un estudio cuidado, en especial en relación con los primeros núcleos urbanos de cronología emiral.
El horno es el equipamiento más sofisticado del taller y el que permitirá la producción y el acabado final de los objetos más elaborados. El taller urbano medieval suele contar con un horno vertical, de convección, que dispone de un espacio para la combustión y otro para la cocción de los objetos. Jacques Thiriot (2003) ha señalado que en éstos el tiro, o la forma en la que los gases calientan las cerámicas, puede ser generalmente de dos maneras: de tiro vertical o el semi-horizontal. Sin embargo, existen otros procedimientos habituales para la cocción menos extendidos entre nuestros hornos, como el tiro horizontal y la llama invertida. Entendemos por tiro vertical aquel en el que la combustión se produce en la parte inferior de la misma estructura vertical en la que se cuecen las cerámicas. Por semi-horizontal, cuando la combustión -por ende el hogar- se sitúa adelantado respecto a la cámara principal y los gases deben recorrer un tramo en horizontal antes de ascender para cocer los objetos. El tiro horizontal, muy usado en extremo oriente, se produce cuando la entrada de gases, la combustión y la salida se encuentran aproximadamente al mismo nivel, y finalmente la llama invertida cuando dentro del laboratorio se fuerza a los gases a subir en vertical y luego bajar para encontrar las chimeneas de salida en posición baja. Este último procedimiento es el de mejor rendimiento térmico y el que produce más calor con idéntico consumo de combustible. El más pobre en rendimiento, y más exigente en combustible, es el tiro horizontal, seguido del vertical, y por ello los hornos incorporan diversas soluciones para regular y controlar el flujo de gases (toberas curvas, cegadas, varias chimeneas, etc.).
Por otra parte, otro elemento que debe controlarse en la cocción es la atmósfera, en referencia a la calidad de los gases que producen la cocción, que puede ser oxidante -rica en oxígeno-, o reductora -pobre y ávida del mismo-. Partiendo como modelo teórico de una arcilla ferruginoso calcáreo, la primera producirá cerámicas rosadas y la segunda grises a una misma temperatura. Sin embargo una cocción real es compleja y pasa por fases con predominancia reductora a otras oxidantes, y será el control de esos cambios a través de elementos como el combustible, la presencia de materiales orgánicos en las pastas, o la propia estructura del horno, lo que permitirá obtener el resultado final deseado por el ceramista.
Los conocimientos necesarios para ello fueron acumulándose empíricamente, generación tras generación, y trasmitiéndose mediante la difusión cultural, de forma que la sociedad islámica del siglo IX poseía un enorme bagaje técnico sobre producción cerámica que recogía los conocimientos de la Antigüedad y otros llegados de Extremo Oriente, en especial de la china Tang. Sólo las técnicas no adaptables a las pastas y productos característicos del Medio Oriente, donde se asentó la corte abasí de Bagdad, no cruzaron hacia occidente, como ocurrió con el gres blanco y la porcelana, cuyas materias primas no resultaron fácilmente identificables en el área del medio oriente y del Mediterráneo. Pero también hubo reflujos hacia China y técnicas originadas en Occidente que se adaptaron allí.
Los hornos utilizados por el mundo musulmán obedecían a los modelos experimentados en Occidente desde hacía seis milenios. En lo referente a la península ibérica, el tipo de horno estructuralmente más complejo usado en el medioevo aparece representado en la miniatura de un códice del siglo X, lo que no es baladí por varias cuestiones. Su iconografía, a pesar de pertenecer al ambiente cultural cristiano occidental, se refiere a la quema de tres jóvenes en un horno por Nabucodonosor, descrito en el Libro de Daniel según la exposición de San Jerónimo (3, 46-49). El texto fue recogido en el Comentario de Beato de Liébana al Apocalipsis de San Juan, y la ilustración pertenece a una copia realizada en el monasterio de Valcavado (Valladolid) por el miniaturista Oveco (analizado iconográficamente por MILLÁN CRESPO 1986). El interés que posee esta fuente iconográfica es que nos remite a un modelo formal de horno vertical bicameral, de tiro directo, de tradición romana, cuyos rasgos principales son: dos pisos, el inferior con dos arcos perforados completos y parte de un tercero, y el superior cerrado por arriba con una bóveda en cuyo centro existe una apertura cenital. En el piso bajo se observa la boca de la caldera en posición alta, dejando espacio abajo para la combustión. La combustión viva se representa gráficamente con llamas de colores intensos, lo mismo que el resto de los gases que circulan por el horno son tratados de forma más tenue, y se constata que se produce en el tercio anterior del piso inferior, bajo el primer arco, colindante con la boca de la caldera. Es destacable que la imagen, a pesar de su abstracción, es muy detallista y rica en elementos estructurales y de proceso. También es significativo que no reproduce los hornos usados habitualmente en el siglo X en los reinos cristianos peninsulares, o al menos, no los que ha constatado la arqueología altomedieval, pero sí los ya extensamente documentados del área andalusí. Es finalmente destacable que la imagen representa de modo absoluto los principales elementos de un horno cerámico occidental complejo, tal y como fuera descrito sistemáticamente por Brongniart en 1877, descripción recuperada por J. Thiriot en una reciente aproximación para establecer un glosario políglota referido a los términos técnicos del taller y del horno alfarero (THIRIOT 2003). Estos son: el hogar o lugar donde se produce la combustión, la boca, por donde se aspira el aire necesario para ésta y se carga el combustible, el laboratorio o lugar donde se produce la cocción y, finalmente, la chimenea o salida de gases. La ilustración del códice reproduce con rigor un horno musulmán como los hallados en Bezmiliana (Málaga - ACIÉN ALMANSA 1990) o en el circo de Toledo (MARTÍNEZ LILLO 1990).
Para establecer una primera sistematización es necesario hablar de los principales elementos constituyentes de los hornos cerámicos que nos permitirán su análisis. De hecho, éstos en el sentido que recorren los gases son: boca de carga, hogar i/o caldera y cámara de combustión, sistema de soporte y parrilla, laboratorio o cámara de cocción, bóveda y chimenea(s).



Partes de un horno sobre la reconstrucción del horno E.L. 94 de la Avda. Montgó/Teulada de Denia, a partir de GISBERT SANTONJA 1990

No todos los hornos disponen de estos elementos, ya que las estructuras sencillas suman varios de ellos en un espacio, y las complejas incorporan otros aditamentos (banco en la caldera, muflas o cámaras estancas, etc.). En la figura siguiente presentamos una propuesta básica de codificación para facilitar su descripción y comparación.



Esquema básico de codificación de las partes de un horno


III. TIPOS DE HORNOS

1. Horneras. La hornera es una hoguera u hogar en la que se acumula, en contacto, directo la cerámica con el combustible. Por ello la capacidad de control sobre la cocción es escasa. Su morfología es muy básica, a lo sumo la zona de combustión y, en ocasiones, algún hoyo o murete que la circunda. Podemos distinguir dos variantes básicas, la hornera de superficie, en llano o de amontonamiento (Mount kiln, hornos 1.1, 1.2.2, 1.2.1 de VOSSEN 2009 y 3 y 4 de PICÓN-EL HRAIKI 2002), y en hoyo o foso (Pit kiln, horno tipo 2.1.1, 2.2.1, 2.1.2 y 2.2.1 de VOSSEN 2009, 1 y 2 de PICÓN-EL HRAIKI 2002). Cuando sólo se conserva la base del horno o el fondo de la caldera distinguir una hornera de un horno de cámara puede ser muy difícil, si no imposible, y el único argumento discriminante puede ser la presencia en su contexto de desechos de producción elaborados por procedimientos exclusivamente manuales, como mediante la técnica de rollos, el urdido o los torneados lentos, y las pastas con inclusiones groseras o irregulares, así como la total ausencia de pastas depuradas y evidencias de torneados rápidos. Esto es así debido a que las horneras pertenecen al sistema doméstico de producción, ambiente que manifiesta una total ausencia de tecnologías especializadas para la producción masiva, a pesar de que ésta se encuentra perfectamente adaptada a la calidad del producto requerido y a su producción limitada para cortas demandas.
Tipológicamente definiremos los hornos de hoguera u hornera con las variantes 1A si se trata del sistema de hoguera de amontonamiento o llano, y la 1B si es de hoyo o foso, y en función de sus plantas, 1 si es circular o redondeada y 2 si es cuadrada.



Tipos de hornos y codificación de sus componentes a partir del análisis de hasta 7 características estructurales

En la bibliografía no se han descrito, que conozcamos, hornos arqueológicos claros de este tipo, a pesar de que pudieron usarse en época emiral y en ambientes rurales. Sin embargo, las ollas de menor tecnología que hemos identificado, con barros groseros o realizadas a torneta o modeladas, se han encontrado en hornos del grupo siguiente.

2. Hornos de ladera. Constan de dos cámaras dispuestas en una ladera en la que suelen excavarse de forma escalonada. En el escalón inferior se ubica el hogar que se abre hacia el escalón superior o laboratorio con un gran conducto frontal y otros menores que están excavados en su suelo y se dirigen hacia el extremo posterior de la cámara de cocción (toberas). El modelo tendría algunas semejanzas formales con remotos hornos de la cultura Yangshao hallados en Banpo, cerca de Xian (BEURDELEY 1974), que deben ser vistas sólo como el resultado de la búsqueda de soluciones de baja tecnología que se producen sin ninguna relación directa cronológica ni cultural. Sólo han sido hallados dos hornos de esta tipología asociados a la cocción de ollas modeladas a torno lento fechables en el siglo X. Ambos fueron documentados en el Castellar de Meca (Ayora) (COLL CONESA 2003).



Esquema del horno de Meca



Localización de los hornos de ladera en al-Andalus

En estas estructuras encontramos ya los elementos principales de un horno de doble cámara de planta circular (a), boca de la caldera alimentación en corredor horizontal (CH), caldera de planta circular (1) con plataforma (P) sin soporte (0), laboratorio liso (L) y bóveda con salida de humos. (Código descriptivo 2aCH1P0L). Representa un escaso 2% de los hornos identificados.

3. Hornos de barras. Descrito en su día por J. Thiriot (1994 y 1997), el horno de barras es una estructura cilíndrica monocameral, con hogar bajo a veces situado en la misma cámara (Zaragoza - MOSTALAC CARRILLO 1990: 32) y en ocasiones en corredor (en Denia - GISBERT SANTONJA 2000, 2003 - o Priego - CARMONA ÁVILA 1995: 29).



Horno de barras de Zaragoza de la calle San Pablo. Tomado de AGUAROD-ESCUDERO 1991, p. 44

No dispone de parrilla por lo que ésta se construye con unas barras que se incrustan en agujeros de las paredes de la cámara dispuestos formando hiladas horizontales, con distancias de unos pocos centímetros entre cada agujero, a veces clavadas directamente en el muro, o encastradas en cilindros, como en Zaragoza, o cazoletas que se embuten en ellos, caso de Denia (MOSTALAC CARRILLO 1986: 55 – MOSTALAC CARRILLO 1990: 70 y GISBERT SANTONJA 2000: 10 – ibid. 2003). A nuestro entender, el hecho de ser monocamerales y establecer la compartimentación vertical con las barras, y no el hecho de poseer éstas, son los elementos definitorios de este horno. Se han encontrado hornos que conservan hasta seis hileras de perforaciones paralelas en vertical, que se suelen situar a 20/30 cm unas sobre otras. En el caso de un horno de Paterna de la calle Castillo (MESQUIDA GARCÍA et alii 2001: p. 93, fig. 63), éstas estaban realizadas de forma que las perforaciones de la hilera superior coincidían con la vertical de los macizos de la inferior, estando más separadas que lo habitual.



Horno de barras de Paterna, con agujeros alternados en la cámara. Croquis tomado de MESQUIDA GARCÍA, et alii 2001

Un elemento de diferenciación tipológica clara es la presencia o ausencia de bancos o escalones en la parte baja de la cámara. En Córdoba o Zaragoza aún se conservan barras que se apoyan en los agujeros de los muros y en los bancos, por lo que éstos tendrían la finalidad de ofrecer más estabilidad a las piezas colocadas en la parte inferior del horno. En otras ocasiones se observan tiros o conducciones de gases que penetran de forma horizontal en los muros y que suelen disponerse a la altura de las gradas más altas. Este dispositivo fue localizado en hornos de Zaragoza (MOSTALAC CARRILLO 1986: 32) y de Córdoba (MOLINA-SALINAS 2010) y estaría destinado a forzar los gases que ascenderían a la bóveda y luego descenderían creando el efecto de la llama invertida, que aumenta el rendimiento térmico del horno (THIRIOT 1994: 791; THIRIOT 1997: 355-361; THIRIOT 2003: 276).
Los hornos de barras se asocian en general a la fabricación de cerámica vidriada y decorada, de modo que en algunos casos se han encontrado claras evidencias de cocciones fallidas con sus productos, como en el horno U.E. 577 de la calle Ramón Ortega de Denia (GISBERT SANTONJA 2000: 15). Sin embargo, las evidencias obtenidas en Oriente no son tan definitorias (THIRIOT 1997: 365) y es posible su utilización para la cocción de cerámicas bizcochadas, pintadas o vidriadas de tamaño no muy grande o pesado, siendo ésta su máxima limitación.
En relación con los dos tipos básicos que hemos mencionado distinguimos dos variantes:
- Horno de barras sin gradas: Codificación: Horno de barras (3) de planta circular (a), alimentación en pozo (P) (casos n 6/6), con laboratorio cilíndrico (1) (n 12/12), con el fondo de la caldera simple (S) en general (n 8/12), aunque en un caso se indica que posee un banco (P), sin gradas (0) y con perforaciones horizontales en los muros (A). Se ha documentado en un 9% del total de hornos identificables, y en 1/3 aproximadamente de los hornos de barras.



Tipos de hornos y codificación de sus componentes a partir del análisis de hasta 7 características estructurales



Porcentajes de tipos morfológicos dentro del grupo de hornos de barras



Esquema básico de codificación de las partes de un horno

- Horno de barras con gradas: Codificación: Horno de barras (3) de planta circular (a), alimentación en pozo (P) (n 23/23), con laboratorio cilíndrico (1), con el fondo de la caldera simple (S) en general (n 22/23), con un solo ejemplar con canal longitudinal hallado en Córdoba, con gradas (1, 2, 3, n) y con perforaciones horizontales en los muros (A). Se ha documentado en un 18% del total de hornos identificables, y en 2/3 de los hornos de barras. En cuanto al número de gradas, 16/23 poseen una sola, 5/23 tres, y 2/23 dos.



Horno de barras de Denia de la calle Ramón Ortega. Tomado de GISBERT SANTONJA 2000

Existe otro grupo de hornos que combinan doble cámara con parrilla de separación y barras. Hasta el momento sólo se han hallado dos estructuras seguras de este tipo en Sagunto, que revisaremos en el apartado siguiente ya que ni por morfología ni funcionamiento son similares, como veremos, a los de este grupo.
Los hornos de barras poseen una gran distribución en al-Andalus, como puede verse en el mapa inferior, y han sido localizados en Almería, Balaguer, Castellón, Córdoba, Denia, Granada, Lisboa, Málaga, Murcia, Palma de Mallorca, Paterna, Priego de Córdoba, Sagunto, Valencia y Zaragoza.



Localización de los hornos de barras en al-Andalus

Sólo por ampliar algo más la geografía del horno de barras, además de estas localidades, se han localizado barras que podrían identificar la presencia de este tipo de hornos en Badajoz (Cuartel de la Bomba y testar de la Puerta del Pilar, del s. XI) (FITA 1912: 161-162; VALDÉS 2001b: 313), Huesca (Iglesia de Santa María, finales del s. X, inic. del s. XI – MURILLO-PESQUE 1992: 162-163.), Lérida (Iglesia de Sant Martí, finales s. XI, 1ª mitad del s. XII – GALLART FERNÁNDEZ et alii 1991: 28-29, figs. p. 57, nº 177 a 181), Lorca (calle Galdo - MARTÍNEZ 1993: 466, fig. 13, pl. 3; AZUAR RUIZ 1998: 64), Sevilla (MARTÍN-OLIVA 1986: 496) y Toledo (Puente de San Martín, del s. XI - AGUADO VILLALBA 1983: 80).
Fuera del ámbito andalusí encontramos hornos de barras en oriente en Ahlat (Anatolia, Turquía), Alejandría y Fustat (Egipto), Bagdad (Irak), Beirut (Líbano), Jerusalem y Tiberias (Israel), Gurgan, Kashan, Nishapur, Rayy, Siraf y Thakht-i-Suleiman (Iran), Rahba-Mayadin, Raqqa, Tell Hrim y Terqa (Siria), Samarcanda, Shahrukhiyya (Uzbequistan) y Selitrennoe (Volga) (THIRIOT 1997: 354-361). Los hornos de barras con gradas más antiguos de los citados se fechan en el siglo IX por los ejemplares de Shahrukhiyya y Samarcanda (Uzbekistán) y en el s. X en Siraf (Iran).
En el ámbito bizantino las barras han sido localizadas en Serres y son frecuentes en Grecia, Balcanes, Crimea, Chipre, e incluso en Corinto (THIRIOT 1997: 352-353). En el Magreb han sido documentadas barras en Kairuán, Tlemcén (Argelia) y Sijilmassa (Marruecos). En el occidente mediterráneo se señala el hallazgo de barras en Agrigento y Sciacca (Sicilia), y finalmente, un horno de barras que pertenece a la primera fase de funcionamiento del taller de Sainte-Barbe de Marsella, ha sido fechado en la primera mitad del s. XIII (Las referencias al Magreb, Sicilia y Marsella en THIRIOT 1997: 352-353).
Las barras por sí solas no definen la estructura del horno, ya que también se usaron en los hornos mudéjares peninsulares, aunque no para embutirlas en el muro, ya que se hallan frecuentemente en Paterna y Manises. Sin embargo, existen claras diferencias entre éstas y las propias de los hornos de barras musulmanes que se caracterizan por presentar la punta con pinzamientos en uno de sus lados y, a veces, por ofrecer este extremo curvado. Se encuentran además en ocasiones separadores en forma de S que han sido documentados en Palma de Mallorca y que poseen paralelos en Samarcanda (ROSSELLÓ-CAMPS 1974; THIRIOT 1997: 357). Finalmente los trébedes, típicos separadores de las formas abiertas para cocer los vidriados, son frecuentes también en estos hornos.
El sistema de tiro por llama invertida de los hornos de Córdoba y Zaragoza permitiría un funcionamiento térmico muy eficiente. Thiriot interpreta que las barras dejarían un espacio vertical en el centro de la cámara de cocción por el cual las llamas ascenderían con fuerza hacia la bóveda, para luego descender a través de la zona de las barras, donde se apilarían densamente los objetos a cocer, para salir finalmente hacia el exterior por las chimeneas, cuya boca se encuentra baja, ascendiendo finalmente a través de los conductos verticales embutidos en el muro hasta la cubierta. Con este mecanismo se consigue una gran viveza en la cocción y un calentamiento final de radiación que favorece alcanzar elevadas temperaturas con ahorro de combustible. J. Thiriot (1994, 1997 y 2003) recoge algunas evidencias de estructuras orientales semejantes. En un horno de Bagdad (Irak) sin datación conocida, se interpretó que las salidas hacían circular el aire por el muro hacia unas chimeneas perimetrales, provocando principalmente calor de radiación hacia el laboratorio. El conjunto de hornos sirios más antiguo con este tipo de tiro, datado en el siglo XIII, se halló en Meskene, localidad situada a unos 40 Km de Raqqa. No existe seguridad de que éstos sean hornos de barras, pero sin duda funcionaron con llama invertida. Tres hornos de llama invertida y barras, también fechados entre el primer cuarto del siglo XI y 1221, fueron hallados en Nishapur y publicados por Wilkinson (1974). Poseían hogar circular excavado en el centro del horno, bordeado por un ancho banco interrumpido en la zona de la boca de carga, a la que se procedía a través de pozo, en algunos, y mediante canal horizontal, en otros. En el horno mayor el banco poseía tres anchos conductos que, desde la cota del hogar, ascendían a su extremo superior para facilitar el reparto de los gases, mientras otros conductos triangulares, dispuestos para realizar el tiro de llama invertida, se abrían en la parte baja de la cámara de cocción o un poco por debajo de la primera alineación de barras. Una estructura semejante se observa en los hornos de Selitrennoe en el Volga, fechados en el siglo XIV. Tras esta rápida revisión salta la evidencia de que los hornos de Zaragoza o Córdoba son más antiguos que la mayoría de sus referentes orientales conocidos, con la excepción de los de Samarcanda (Uzbekistan) y de Siraf (Iran), lo que plantea la necesidad de profundizar en la investigación arqueológica con el fin de entrever sus implicaciones históricas y técnicas en relación con la llegada del modelo en época temprana.

4. Horno de parrilla. Los hornos bicamerales de tiro vertical o semi-horizontal, en los que la caldera se separa del laboratorio por una estructura sólida realizada en obra, que se conoce por el nombre de parrilla, son conocidos desde hace unos seis mil años (COLL CONESA 1992: 55). De hecho, se trata del tipo de horno de convección más extendido desde la antigüedad en el Mediterráneo. Su mayor difusión territorial se alcanzó ya en los albores del primer milenio a través de la colonización semita del Occidente Mediterráneo, y con el Imperio Romano se convirtió en la estructura de cocción más estandarizada (CUOMO DI CAPRIO 2007; COLL CONESA 2008).



Esquema básico de codificación de las partes de un horno



Tipos de hornos y codificación de sus componentes a partir del análisis de hasta 7 características estructurales



Porcentajes de los tipos morfológicos dentro del grupo de hornos de parrilla

Los hornos pueden ser de planta circular u oval (a), o cuadrangular (b), y sumar otros caracteres que luego describiremos. Su distribución es muy amplia y se trata del tipo mayoritario.



Localización de los hornos de parrilla en al-Andalus

La solución de soporte de la parrilla puede ser variada, por lo que hemos definido cuatro tipos de elementos de sustentación habituales:
a/ Sustentación alveolar. El apoyo se produce por el sistema de bóveda plana, sostenida directamente sobre los muros o en machones salientes realizados por aproximación de hiladas, en forma de estructura compacta.



Porcentaje de las soluciones de soporte de la parrilla dentro de los hornos de planta circular



Porcentaje de las soluciones de soporte de la parrilla dentro de los hornos de planta cuadrangular

Puede parecer que forma una aparente bóveda, dado el revestimiento que generalmente cubre la caldera, pero debe observarse que en esta morfología los elementos sustentantes no están dispuestos realmente formando un arco completo. Ejemplo de este modelo en estructuras de planta circular lo encontramos en el horno 1 de la calle Pedro de la Flor de Murcia (MUÑOZ 1992 y 1993), o en varios hornos de Sagunto (aún inéditos, ASÓN-CARRERA 2005a; ASÓN-CARRERA-PERÚA 2005b), mientras con planta cuadrada están los hornos de Bezmiliana (ACIÉN ALMANSA 1990: 13), o el horno UE 11 de la calle Botons de Palma de Mallorca (COLL CONESA et alii 2010). Sólo el 32% de los hornos permite reconocer este tipo de soporte en el tipo 4.



Horno de parrilla de la calle Pedro de la Flor, circular y de sustentación alveolar. Tomado de MUÑOZ 1992



Hornos de parrilla de Bezmiliana, de planta cuadrangular y soporte alveolar. Tomado de ACIÉN ALMANSA 1990

b/ Sustentación por arcos. Es el sistema de tradición romana por excelencia, aunque no fuera la única solución estructural en ellos. El apoyo de la parrilla se produce sobre arcos vivos, de medio punto o de arco apuntado. En general los arcos son de adobe, aunque no cabe descartar el uso de ladrillos. La parrilla puede construirse sobre los arcos como una plataforma compacta, superpuesta a aquellos y trabada con tapial, caso del horno de Denia E.L. 94 (GISBERT SANTONJA 1992), o con ladrillos o adobes colocados formando puentes entre los arcos que luego sirven de guías para las toberas y se recubren con tapial para formar el suelo del laboratorio, caso del horno nº 2 de Toledo (MARTÍNEZ LILLO 1990). La sustentación por arcos es la solución de un 62% de las estructuras identificadas del tipo 4.
c/ Sustentación por columna.



Horno nº 2 de Toledo, de planta cuadrangular y soporte por arcos. Tomado de MARTÍNEZ LILLO 1990

Pocos ejemplares presentan una columna central de soporte de la parrilla. Ésta suele sostener un piso de tipo alveolar o arquitrabado plano, a pesar de que desde la cara inferior se visualice una bóveda formada por los densos revestimientos y por la propia estructura de bóveda realizada por aproximación de hiladas. El horno de planta circular más claro de este tipo apareció en Valencia, en el yacimiento de la calle Sagunto 195/197, aún inédito (BERROCAL-ALGARRA 2006). En ese caso el horno posee en su fondo dos elementos sustentantes que se describen como "pilares" que son en realidad dos machones de apoyo perimetrales de la parrilla. Se han mencionado otros hornos con este sistema de soporte en el conjunto de la calle Calderón de la Barca en Castellón (horno 2 descrito por BENEDITO-MELCHOR-CLARAMONTE 2005; CLARAMONTE-BENEDITO-MELCHOR 2008) y en dos hornos de Balaguer (GIRALT 1995; MONJO-ALÒS-SOLANES 2009). Se trata de un sistema hasta ahora constatado exclusivamente en hornos de planta circular y que se documenta sólo en el 5% de hornos de parrilla.
d/ Sustentación por pilar. El soporte de la parrilla se consigue por la existencia de una gran pilar cuadrangular central que puede estar exento o adosado al muro de fondo, de forma axial. Si bien es un modelo frecuente en la antigüedad y desde inicios del primer milenio en el Occidente Mediterráneo, no ha sido documentado entre los musulmanes, aunque se incluyen aquí por si en el futuro fueran localizados hornos de este tipo ya que existen ejemplares contemporáneos en los reinos cristianos.
En cuanto al análisis estructural de los hornos con parrilla encontramos las siguientes variantes:
- Horno de parrilla de planta circular. Codificación: Horno de parrilla (4) de planta circular (a)(casos n 48/86), de alimentación en pozo (P) (n 38/41) o en canal horizontal (CH) (n 1/41), con laboratorio cilíndrico (1), fondo de la caldera simple (S) en general (n 36/39), aunque en un solo caso se indica que posee un banco (P) y sólo en dos ocasiones con canal o trinchera longitudinal en su fondo (C), de parrilla con soporte alveolar (n 11/41), con arcos (a)(n 25/41) o de columna (b)(n 5/41), con el laboratorio sin perforaciones en el muro (L). Se ha documentado en un 38% del total de hornos identificables, y en 56% aproximadamente de los hornos con parrilla.



Porcentajes de los tipos morfológicos dentro del grupo de hornos de parrilla



Porcentaje de las soluciones de soporte de la parrilla dentro de los hornos de planta circular

- Horno de parrilla de planta cuadrangular. Codificación: Horno de parrilla (4) de planta cuadrangular (b)(n 37/86), alimentación en pozo (P) (n 28/37) o en canal horizontal (CH) (n 6/37), con laboratorio cilíndrico (1) o cuadrangular (2) (mayoritario, ya que se presenta en n 36/37), fondo de la caldera simple (S) en general, aunque en un caso presenta canal (C) y en otros posee un banco o escalón realzado bajo el laboratorio (four à table) (P) (n 7/37), de parrilla con soporte alveolar (a)(n 11/27) o con arcos (b)(n 16/27), nunca de pilares o columna, con el laboratorio sin perforaciones en el muro (L). Se ha documentado en un 29% del total de hornos identificables, y en 44% aproximadamente de los hornos con parrilla.



Porcentaje de las soluciones de soporte de la parrilla dentro de los hornos de planta cuadrangular

- Horno de parrilla y barras. Se trata de un horno muy poco frecuente, identificado en Sagunto con dos ejemplares y (ASÓN-CARRERA 2005a; ASÓN-CARRERA-PERÚA 2005b).



Horno de Sagunto de parrilla y barras. Tomado de ASÓN-CARRERA-PERÚA 2005

No es un horno de barras típico ya que las perforaciones suelen ser siempre de pequeño diámetro (3/3,5 cm), lo que hace pensar que no funcionaban como los hornos de barras del tipo 3. Codificación: Horno de barras (4) siempre de planta circular (a), de alimentación en pozo (P), con laboratorio cilíndrico (1), fondo de la caldera simple (S), de soporte alveolar (a) o con arcos (b) (se ha documentado un ejemplar de cada variante), con el laboratorio con perforaciones en el muro (A). Se encuentra en un 2% del total de hornos identificables, y en 3,5% aproximadamente de los hornos con parrilla de planta circular.
En la mapa anterior se puede ver la distribución de los hornos de parrilla en al-Andalus. En cuanto a sus paralelos externos nos encontramos con el problema de descripciones insuficientes para muchos de los hornos islámicos publicados, que suelen presentarse en sección. La primera aproximación de J. Soustiel (SOUSTIEL 1985) es de difícil uso como material comparativo ya que reinterpreta trabajos previos de J. Sauvaget (THIRIOT 1994). Hornos de planta circular con soporte de arcos paralelos, en este caso una transformación de un horno de barras previo, y de pilar central, han sido hallados en la alfarería de Sainte-Barbe de Marsella realizados con adobe y con ladrillos (MARCHESI-VALLAURI-THIRIOT 1997). Para los hornos de soporte central de la parrilla, se han señalado paralelos con pilar hallados en Saint-Gilles-du-Gard y con columna en Béziers, que a su vez poseen semblanzas con hornos bizantinos de Corinto (MILLÁN CRESPO 1986; MORGAN 1942) y otros tardíos marroquíes, de cronología mariní, documentados en Rirha (Sidi Slimane) (MARCHESI-VALLAURI-THIRIOT 1997 y THIRIOT 2008).
Los hornos de planta cuadrangular con arcos transversales poseen paralelos antiguos en Er-Rafiqa (Siria) y Rayy (Irán) (THIRIOT 1997; SOUSTIEL 1985), de cronología abasí, mientras otro ejemplar localizado en Targha (Marruecos), se fecha entre finales del siglo XIII e inicios del s. XIV. El modelo pervive en hornos posteriores hasta la actualidad (BAZZANA et alii 1990; PICON-EL HRAIKI 2002).
Quizás el problema más interesante lo plantean los hornos de parrilla y barras. J. Thiriot (1997) ha recopilado abundante información sobre el uso de barras desde el medio oriente hasta al-Andalus, a veces asociados claramente a hornos monocamerales de barras y otras no. Dicha asociación de hornos con parrilla y uso de barras se documenta en Bagdad y Thakht-i-Suleiman, donde al parecer el horno principal funcionaba como un horno de mufla. El horno de Bagdad, a pesar de poseer parrilla, tenía un gran hueco central para favorecer el tiraje vertical y salidas de llama invertida, mientras las paredes poseen perforaciones para las barras. Su funcionamiento y rendimiento debía ser parecido a los hornos de barras de llama invertida de Córdoba y Zaragoza. El horno de Thakht-i-Suleiman, de planta circular, posee una caldera con cinco grandes toberas en arco y una central para pasar los gases hacia el laboratorio, mientras para disponer las piezas se usaban barras, de un grosor de 5 a 6 cm, encastradas en el muro. La diferencia con los hornos de Sagunto estriba en el hecho de que los hornos orientales poseen parrilla y barras combinadas con un sistema de cocción de fuego vivo, llama invertida o mufla, mientras que en los saguntinos parece que la presencia de las barras se debe únicamente a una pervivencia de hábitos de carga del horno utilizando estos elementos en estructuras que funcionan de modo radicalmente diferente, mejorando el control de los gases a costa de mayor consumo de combustible. Este hecho sería un precedente para el uso de las barras en hornos que para nada las necesitan estructuralmente, como ocurre en los medievales de Paterna o en los modernos de Sa Cabaneta, Níjar o Teruel (THIRIOT 1997).

IV. CONCLUSIONES GENERALES

Se ha podido recopilar información sobre 192 hornos para cocer cerámica, de los cuales 128 se pueden adscribir a algún grupo tipológico, 37 de ellos sólo conservan el fondo de la caldera y/o el hogar, por lo que resultan inclasificables, mientras de otros 26 no poseemos más que referencias poco precisas. El 93% proceden de ambientes urbanos o poblaciones de cierta entidad, mientras el 8% se han encontrado en núcleos rurales.
Los hallazgos se concentran mayoritariamente en arrabales sobre los que se desarrollaría la expansión urbana posterior, manifestando la extensión periférica de las zonas artesanales en la ciudad musulmana, hasta distancias que pueden llegar hasta 2-3 km del núcleo urbano de habitación densa o amurallado. Aún así, existen casos en los que los alfares se instalan intramuros en la periferia urbana, en zonas de huertos o que poseen baja densidad de ocupación. Más generalizado es el hecho de que estén próximos a puertas o caminos importantes, tanto intramuros como extramuros. En este sentido, la mayor concentración de hornos se ha documentado en el extrarradio de las ciudades musulmanas.



Representación gráfica de la evolución de la presencia de los tipos de hornos por siglo

En cuanto a cronología, podemos indicar que los modelos asociados a la producción de carácter doméstico (sólo documentada en los del tipo 2, hornos de ladera), desaparecen como tarde entre finales del siglo X y los albores del s. XI. En cuanto a los hornos relacionados con la producción especializada, los más antiguos pertenecen a estructuras heredadas del mundo clásico, hornos bicamerales con parrilla (tipo 4), que se encuentran ya en los siglos IX y X. En el siglo X aparece el horno monocameral de barras (tipo 3), un tipo de horno de tradición oriental cuyo modelo parece encontrarse en Uzbekistán o en Irán en el siglo IX. Ambos tipos de estructuras convivirán hasta época almohade, con un claro retroceso paulatino de los hornos de barras que en al-Andalus llegan hasta la primera mitad del siglo XIII, con una clara supervivencia de los hornos de parrilla en época nazarí.
En relación con las tipologías de los hornos, en su mayoría encuentran referentes en el oriente mediterráneo en cronologías sensiblemente semejantes, aunque en muchos casos y por la calidad de la documentación arqueológica son claramente posteriores. Los hornos más antiguos siguen una estructura constructiva de tradición romana, con parrilla y diversos sistemas de sustentación de ésta, que pervive a lo largo del tiempo. Por otra parte creemos que la expansión de los hornos de barras se debe, en un principio, a la difusión de la técnica de la loza estannífera a la que suelen asociarse entre finales del siglo X y el inicio del siglo XI, aunque desde luego no sea ésta la producción exclusiva de este tipo de horno que se extiende a cerámicas vidriadas y tal vez a los propios bizcochos cerámicos de primer fuego. Sí se observa que en algunos lugares son reemplazados con el tiempo por hornos que presentan parrilla, aunque el modelo pervive hasta época almohade en al-Andalus.
Finalmente consideramos que es posible mantener la hipótesis de que un mayor volumen de producción, fundamentado en mayor demanda de mercado y en productos especializados, como material constructivo (tejas, ladrillos) o vasos de gran tamaño, se asocia a tipologías de hornos bicamerales que serán los que se trasmitirán a la sociedad mudéjar.


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